Iniciamos un viaje literario por España de la mano de aquellos que por distinta razones tuvieron que marcharse. Un recorrido a través de las 15 Ciudades Patrimonio de la Humanidad que iniciamos hoy con Alberto Sanz, un joven procedente de Alcalá de Henares que eligió como destino un recóndito pueblo de Irlanda desde donde rinde su pequeño homenaje con una visión histórica y personal. Una introducción al turismo de interior. Una ciudad aún por descubrir a solo 15 minutos de la capital española.

«Alcalá de Henares es una ciudad llena de tesoros, llena de vida. Es la ciudad de las tres culturas: la cristina, la judía y la árabe. Una ciudad que sorprende y no es para menos: entre sus monumentos se puede disfrutar de iglesias y conventos, muchos de ellos hoy transformados en bares. La Plaza de Cervantes, corazón de la ciudad. Catedral Magistral, Palacio Arzobispal, su Calle Mayor con soportales la convierten en la más larga de Europa, el eje que vertebra la ciudad, por donde pasean sus gentes. Pequeños espacios mágicos que dejan una huella imborrable, razón por la que llegó a convertirse en Ciudad Patrimonio de la Humanidad hace más de 20 años. Cuna de Cervantes. Nido de Cigüeñas. Ciudad Universitaria. Capital madrileña del tapeo. Historias no le faltan, rincones magníficos tampoco.

La gran fachada de la Universidad impresiona por sí sola. Un espacio que esconce las 10 tablas de Moisés, el cielo, la Tierra, los signos del Zodiaco… La Capilla de San Ildefonso y el Paraninfo, emblemático lugar que cada 23 de abril acoge el Premio Cervantes de la Literatura. Un edificio clave para su nombramiento por la UNESCO. Tampoco hay que olvidar la Casa de Cervantes, convertida hoy en Museo de la Comunidad de Madrid.

El turismo, los servicios y la universidad asientan las bases de la economía local. Más de  200.000 habitantes, 30% de origen extranjero, suplen el vacío que dejamos aquellos que muy a nuestro pesar, tuvimos que marcharnos.

Como alcalaíno, me siento en la obligación de ser transmisor de la historia rica de la ciudad que me vio nacer y crecer, así como del patrimonio y los valores que representan. Soy encargado de enseñar y transmitir a mi nueva familia y amigos de Irlanda una ciudad única que hay que cuidar y mimar».