Al finalizar los estudios muchos graduados quieren incorporarse lo antes posible al mercado laboral y aplicar los conocimientos aprendidos. A menudo esto les lleva a aceptar la primera propuesta de empleo que se les cruza por el camino. Sin embargo, un estudio reciente afirma que el primer trabajo es trascendental, ya que si se elige de forma errónea puede perjudicar el desarrollo profesional futuro.

«Existen muchas oportunidades laborales interesantes que pueden impulsar la carrera de los recién graduados, como son prácticas en otros países que a la vez que permiten obtener una primera experiencia laboral seleccionada y de gran valor, aportan también conocimiento en el idioma inglés, demandado hoy en día en dos de cada tres empleos».

Según el estudio mencionado, la posibilidad de elegir un puesto u otro al principio de la carrera es fundamental, ya que el primer empleo debe adecuarse a lo que se desea y a lo que se ofrece, dicho de otra forma, a las cualidades que uno posee y al sueño profesional que uno tiene. Esta decisión influirá en gran manera la evolución profesional, por lo que ésta debería tomarse teniendo en cuenta todas las posibilidades existentes y su futura repercusión.

El desconocimiento o la presión económica son factores decisivos que influyen a la hora de aceptar el primer empleo, pero una mala elección nos acompañará durante largo tiempo, ya que los empleos que se reservan a los recién graduados suelen incluir un porcentaje desmesurado de actividades que poco o nada tienen que ver con la especialización y profesionalidad que uno imaginaba.

Un mundo de oportunidades se abre para aquellos que buscan nuevas posibilidades en mercados laborales profesionalizados.