Si vienes de visita a Suecia estos días verás que todas las pastelerías (‘konditori’), supermercados, panaderías y cafeterías están llenos de unos bollitos rellenos de crema, más conocidos como ‘semla’. Los puedes encontrar en todos los tamaños, sabores y variaciones posibles pero los originales son una masa con cardamomo, rellenos de pasta de almendras y nata batida de vainilla, coronados con un trocito de masa con azúcar glas.

Tradicionalmente se consumían el martes de carnaval, que este año sería el 13 de febrero, cuando comienza la Cuaresma (día anterior al miércoles de Ceniza) pero hoy en día si eres adicto a esto bollitos puedes encontrarlos desde el 6 de enero hasta finalizar la Pascua.

El martes de Carnaval es conocido en Suecia como ‘Fettisdagen’ o martes graso, donde los suecos tienen la tradición de comer estos dulces, que originariamente no tenían nata y se mojaban en leche, tradición que se sigue manteniendo.

Una historia curiosa es la protagonizada por el rey de Suecia, Adolf Frederick conocido como ‘’el rey que comió hasta morir’’. Falleció con 61 años (1771) por problemas digestivos tras disfrutar de un banquete compuesto por caviar, langosta, arenques ahumados, acompañados de champán y con nada menos que 14 ‘semlor’ mojados en un tazón de leche caliente de postre.

Hace unos años existía un bloguero anónimo que se hacía llamar ‘el hombre semla’ que se dedicaba a probar los ‘semlor’ de los distintos lugares de Estocolmo para publicar un ranking con los mejores. Actualmente este chico ya no vive en Suecia pero se siguen publicando rankings en los periódicos más importantes, pero para los que tengáis la suerte de estar en Estocolmo durante estos días os dejos algunos sitios a los que acudir para probar este manjar:

• Vetekatten
• Magnus Johansson
• KonditoriGenuin

Si no tienes la suerte de estar por aquí y eres un buen repostero, aquí tienes la receta, ya que siempre queda la opción de hacerlos tú mismo, teniendo en cuenta que siempre hay variaciones de ingredientes y cantidades según el lugar.

Un artículo de Irene Arabshahy para Cext.