A pesar de lo que comúnmente se cree en España, aquí en Venezuela ha existido una tradición de la gastronomía española que se puede remontar hasta la Época de la Colonia. En el siglo XX hubo un gran resurgimiento con la llegada masiva de la emigración española, en especial en las décadas de los 60 y 70, cuando los restaurantes españoles empezaban su andadura en el país y a ser frecuentados por los venezolanos y la comunidad española recién llegada.

En Caracas, específicamente en un barrio llamado La Candelaria, los primeros emigrantes españoles se establecieron de manera progresiva hasta constituir una gran comunidad, donde en prácticamente cada esquina se ha instalado un restaurante español. Al transcurrir los años La Candelaria se convirtió en la principal referencia en materia gastronómica.

La mayoría de los emigrantes de origen español provenían de las Islas Canarias, Galicia y País Vasco. La paella, los callos, la tortilla y la ropa vieja se convertían en comidas habituales para los comensales venezolanos. Ante el crecimiento de la comunidad española y la expansión de la ciudad de Caracas, otros se fueron convirtiendo en referencia al momento de buscar los platos españoles. Tal es el caso de Chacao, Altamira y las Mercedes, lugares que en la actualidad se sigue muy de cerca las innovaciones gastronómicas.

Hoy en día, que un venezolano desayune una tortilla es tan común como una arepa. Los embutidos como el chorizo y el salchichón forman parte de cualquier reunión familiar y hasta como acompañante en las arepas tradicionales. Desde hace varios años ya se observan bares que ofrecen tapas como oferta a los comensales, una opción que ha gustado mucho en Caracas.

Aunque los restaurantes de larga tradición ubicados en las primeras comunidades de acogida de los emigrantes españoles siguen vigentes, en la actualidad se hace notar el surgimiento de nuevas opciones en el pueblo del Hatillo, lugar que se ha caracterizado por una oferta diversa y de una alta calidad.

Un artículo de David García Jauregui para CEXT