Experiencias

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Marina: “Taiwan aún no está explotado por el turismo y es lo que lo hace tan especial”

30/04/2020

Marina y Albert, su hermano de la familia de acogida, en la entrada del Museo Nacional del Palacio de Taipéi.

Marina Malagón terminó la carrera de Química en la Universidad Autónoma de Madrid el pasado año, y decidió enfocar este curso como un parón en su carrera para seguir formándose en idiomas y con la intención de realizar algún programa de prácticas, dónde pudiese formarme un poco más en el ámbito de la industria farmacéutica.

Por suerte, y a través de un amigo de su familia, conoció el grupo de Rotary, el cual ofrecía un programa de prácticas en algunas partes del mundo y gracias su recomendación, ella se decidió por Taiwán, la cual considera “una gran elección”. Marina define Taiwan como una ciudad llena de contrastes culturales, donde la gente es muy trabajadora y muy cercana, donde se sintió acogida en todo momento, y como dice ella “aunque se podría pensar que el idioma puede ser un problema, intentan entenderte y hacer que tu estancia allí sea lo mejor posible”.

¡Conozcamos la experiencia de Marina en Taiwan, y como le ha afectado el coronavirus en su vuelta!

 

CEXT – ¿Cómo empezó todo el tema del coronavirus en Taiwán? ¿Cómo se vivió? ¿Se tomó en serio desde el primer momento?

Marina – Pocos días después de llegar a Taiwán, comenzaron a llegar noticias sobre el coronavirus en China. Yo notaba que la gente se preocupaba mucho y se estaban tomando medidas para evitar que llegase allí, y, la verdad que al principio yo no entendía mucho la situación. Pero, a medida que pasaban los días y que me explicaban todo, comprendí por qué tomaron las medidas tan rápido. Taiwán es un país que sufrió la “violencia” del SARS en 2003, por lo tanto, es un país que ya está preparado para combatir contra una epidemia, o en este caso, una pandemia. Yo notaba que, con muy pocos casos de contagios en el país, este se estaba cerrando. Nunca se impuso un Estado de Alarma, pero la gente era consciente de lo que podía pasar y tomaba medidas de precaución, como el uso de mascarillas durante su día a día.

CEXT – ¿Has estado confinada en casa al igual que está sucediendo en España? ¿Qué medidas de prevención e higiénicas se tomaron allí?

M – En Taiwán no se ha llegado a tener un Estado de Alarma como en España, por lo tanto, no se nos obligó a quedarnos en casa en ningún momento. Pero la gente estaba tan concienciada de lo que les podía venir encima que preferían quedarse en casa a viajar, o estaban completamente preparados por si en algún momento tenían que teletrabajar. Si es cierto, que cuando se vio el impactó que hubo en China, los colegios y universidades de Taiwán estuvieron cerradas, los primeros durante un mes y las segundas durante 15 días, para así poder evitar una propagación entre los más jóvenes.

Las medidas de prevención eran el uso de mascarillas, pero allí no se vio un exceso de uso de manera excepcional, pues en esos países donde la contaminación es bastante elevada muchos de sus habitantes utilizan mascarillas para evitar inhalarlo. Lo único diferente que yo percibí, aparte de que nos medían la temperatura cada vez que entrabamos en el trabajo o incluso hubo días que en el metro; era el uso de geles desinfectantes que se encontraban en muchos edificios, centros comerciales, supermercados…, sitios donde se esperaba tener un gran número de personas en su interior.

CEXT – ¿Cómo crees que se lo ha tomado España? ¿Qué recomendarías o aconsejarías desde la perspectiva de alguien que ha vivido tan cerca del foco del virus?

M – Cuando estaba allí lo veía desde otra perspectiva, y la verdad que uno de los problemas que ha tenido España ha sido no querer ver o no querer ser conscientes de lo que le iba a venir encima. Yo pienso que al haber visto lo que sucedía en Italia tendrían que haber sido más conscientes que pocos días más tarde España iba a sufrir el mismo golpe. Pienso que no se tomaron las medidas con rapidez, aunque también he de decir que nadie podía prever lo que iba a suceder aquí.

Una cosa muy curiosa que me ocurrió cuando volví a España, fue que cuando llegué no se preocuparon por saber de dónde venía, no me midieron la temperatura en ningún momento, ni me hicieron rellenar ningún formulario para poner mis datos por si yo o algún pasajero de mi avión estaba contagiado. Me resulto bastante curioso, por no decir que no me gustó nada, pues cuando hice escala en Hong Kong tuve que hacer todo eso, y cuando hice mi segunda escala en Paris, no me midieron la temperatura, pero tuve que rellenar unos formularios por si me tenían que informar de algo. Cuando llegué a mi casa, entré “enfadada” pero a la vez triste, porque veía que la situación cada vez iba peor en el país, pero no se tomaban medidas para prevenir nada.

Yo recomendaría cosas que he visto allí en Taiwán que aquí no he visto ni creo que vea, pero a medida que pasa el tiempo puedo ver que se están tomando mas medidas, tarde, pero por lo menos se toman.

CEXT – Te costó mucho encontrar vuelos para volver a España, porque te los cancelaron inicialmente. ¿Cómo los conseguiste? ¿Has recibido ayuda de la administración o por parte de las embajadas y consulados de España? ¿Están ayudando a los españoles en el extranjero?

M – Me cancelaron los vuelos de vuelta mes y medio antes de la fecha de estos, eso provoco que el nerviosismo de mis padres y el mío también aumentara, porque si ya se cancelaban vuelos para los cuales quedaba mes y medio, el problema con los vuelos se iba a agravar. A partir de ese momento, mi padre desde Madrid intentó contactar con la aerolínea con la que yo había contratado los vuelos. Esto no era fácil, porque como yo, había miles de personas igual, entonces estaba todo colapsado. Dejamos pasar el tiempo hasta que se empezó a escuchar que igual se cerraban fronteras aéreas y, además, en Taiwán también se estaba hablando que iban a limitar vuelos, por lo tanto, iba a ser más complicado encontrar unos vuelos. Gracias a la insistencia de mi padre en la aerolínea, consiguió contactar con ellos y me cambiaron los vuelos, con una escala más de la que me correspondía y con 30 horas de viaje, pero por lo menos me “aseguraban” que esos vuelos iban a salir.

Cuando estaba en Taiwán y como el encontrar vuelos era tan difícil, llamé al consulado, pero sí que es verdad que este no podía ayudarnos. Nos recomendaba no viajar, pero entendía que volviésemos. Yo ya no sé hasta qué punto ha ayudado a españoles a volver. Si es verdad, que durante el viaje me encontré con más españoles que volvían, como yo, a casa, desde otras partes de Asia, y me decían que los consulados de los países en los que estaban no tenían mucha idea de cómo abarcar este problema, porque tampoco estaban enterados de las medidas que se tomaban en España.

CEXT – Independientemente del COVID-19, ¿cómo estaba siendo tu experiencia en Taiwan?  ¿Lo recomendarías? ¿Cómo crees que te ha cambiado, tanto en lo profesional como en lo personal?

M – Mi experiencia allí fue increíble, iba con muchas ganas, tanto de vivir la experiencia como de conocer una cultura totalmente diferente a la nuestra. Tuve muchísima suerte con la familia que estuve, hicieron que me sintiese una más de su familia y me enseñaron todo lo más tradicional de allí. He conocido una forma de vivir, de trabajar y de salir de fiesta muy diferente a la nuestra. Es un país que tiene muchísimo que ofrecer, aún no está explotado por el turismo y es lo que lo hace tan especial, porque no está hecho para turistas si no que es real todo lo que ves.

Recomendaría mil veces el ir allí, es un país diferente, que está en auge y que tiene muchísimas cosas que atraen y sorprenden. Aunque sea un país muy chiquitito, y, aunque haya gente que aún no sepa que no es China, los taiwaneses se harán cargo de dejarte claro que son independientes y que no quieren parecerse a los chinos.

Desde el ámbito profesional he crecido mucho, tuve mucha suerte con la empresa en la que he realizado las prácticas. Me han enseñado mucho y me han dejado formar parte de proyectos muy importantes para ellos. Esto ha hecho que yo esté más segura de cual quiero que sea mi futuro y de que quiero luchar para conseguirlo, porque allí sentí que valía para ello.

Desde el ámbito personal, creo que he crecido un poco como persona, he visto otro punto de vista de vivir, de darle importancia a unas cosas y no a otras. Me fui sola a un país en el que yo no me defendía con la lengua nativa, que tenía que tener suerte si encontraba a alguien que hablase inglés, pero creo que esto ha hecho que yo misma supiese como superar las adversidades del idioma y que buscase formas para estar a gusto y disfrutar allí. Y, desde mi punto, de vista es una cosa que me va a favorecer mucho a lo largo de mi vida.

CEXT – ¿Volverás algún día? Y, ¿te quedarías a vivir allí indefinidamente?

M – No me pensaría el volver ni dos veces, tengo muchas ganas de hacerlo. Tengo ganas de vivir y disfrutar todo lo que me puede aportar ese país. No he tenido la gran suerte de viajar por toda la isla, y eso es algo que tengo que hacer un futuro.

Quedarme allí a vivir indefinidamente no lo sé, soy una persona muy cercana a los míos, a la que le gusta tener a dos tiros de piedra a todos y poder estar cerca cuando más me necesiten. Entonces no sé si puedo pensar en quedarme a vivir en cualquier país de forma indefinida, porque siempre estaría pensando en volver. Pero si he llegado a plantearme en si tengo la oportunidad de irme un par de años allí a trabajar, porque me lo ofrezcan, lo haría.

Es un país que tiene mucho que ofrecer, y creo que tanto profesional como personalmente han hecho de mí una persona diferente y no me importaría seguir creciendo en esos ámbitos un par de años más allí.

 

Una entrevista de Marta Urra para CEXT.

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