Desde un rincón bullicioso de Madrid, Argüelles, con sus noches interminables, hasta el hemisferio sur, en la ciudad uruguaya de Montevideo. Juan Cosidó estudió sociología en la Universidad Complutense de Madrid y, actualmente, imparte clases de márketing en universidades privadas, tras pasar por varias empresas como director o gerente. Se define como un típico chico de barrio que, en su etapa universitaria, comenzó a interesarse por los países de Sudamérica, hasta que tomó la decisión de instalarse en Montevideo, donde encontró su verdadera vocación, ser profesor.

CEXT – ¿Por qué aparece esa curiosidad por Uruguay durante tu etapa universitaria?

Juan – Cuando estaba estudiando sociología en la Universidad Complutense de Madrid, tenía varios profesores latinoaméricanos y nos hablaban mucho de la realidad de sus países de procedencia. Por eso, me quedó siempre esa curiosidad.

CEXT – ¿Qué es lo que te lleva a tomar la decisión?

Juan – Hubo una oportunidad con un grupo empresarial para el que yo trabajaba. Este grupo comenzó a hacer negocios en Uruguay y Argentina, por lo que se me presentó la posibilidad de proyectarme como director. Además, en una empresa que estaba muy bien considerada en Uruguay, por ser europea e invertir en un negocio de batante dinero. Pero en 2010 cerraron sus actividades aquí por la crisis en Europa.

CEXT – Después de ese momento, ¿te costó conseguir empleo como extranjero?

Juan – Mi percepción es un poco ambigua. Cuando uno viene con una empresa española aquí, de alguna forma, la gente está encantada y la sociedad te acoge muchísimo mejor que cuando tienes que buscar empleo porque no tienes las redes de amigos o de familiares que aquí son importantísimas. Aunque se aprecia y se necesita la llegada de personas extranjeras, la idiosincrasia uruguaya no lo favorece, ya que las instituciones no están preparadas para ello.

Después de que la empresa española cerró sus actividades en el país, estuve trabajando como gerente en otra empresa y luego, de casualidad, empecé a dar unas clases y me encantó. Nunca había trabajado de profesor y descubrí aquí mi vocación.

CEXT – Cuando estabas buscando trabajo, ¿sentiste que los uruguayos tenían miedo a la competencia?

Juan – Hay un aspecto en que sí lo notas, pero es porque la sociedad uruguaya es tan conservadora que tienen miedo de que los de fuera vean cómo trabajan aquí. Sientes que les da un poquitín de miedo que venga alguien de un país que ellos entienden que es más organizado y les cuesta incorporarlo, no saben cómo manejarlo.

CEXT – ¿Te resultó difícil obtener la documentación para poder trabajar y vivir en Uruguay?

Juan – Para mí fue difícil. Primero, contraté una gestoría para que me hiciera los trámites de residencia y hubo un error en un certificado que hizo el escribano y me dijeron que no estaba tramitada. Entonces, salió una ley que si tenía un familiar en Uruguay era más fácil. En ese tiempo nació mi hija aquí, en Uruguay, y así obtuve la residencia. La verdad es que los procesos administrativos son muy densos y burocráticos.

Por ejemplo, cuando tienes que alquilar, el sistema de alquiler es muy riguroso. Supone un esfuerzo demasiado grande para los que llegan cuando le dicen que tienen que entregar una gran cantidad de dinero como depósito por los meses que va a alquilar. Yo percibo que la gente tiene ganas de ayudar, pero la estructura administrativa es una traba.

CEXT – Frente a las dificultades que has tenido, ¿te planteaste el retorno a España?

Juan – Te lo planteas todos los días, pero yo ya he formado mi vida aquí y me pesa la vuelta. También por ese orgullo que, a veces, tenemos los emigrantes de explicar por qué volvemos, de decir: «bueno, fracasé en esto y me vuelvo a mi país». Soy profesor en la Universidad Católica y en la Escuela de Negocio que es lo que me gusta y disfruto. Pensar en volver a buscar trabajo es más difícil. Y cuanto más tiempo te quedas en un lugar, más te sientes arraigado, pero no ha habido un solo día en el que no me haya planteado volver.

Una entrevista de Graciela Bernini para CEXT