Experiencias

Shianda (Kenia)

Cristina Moya: «De Perú me llevo dos familias, dos vidas»

11/09/2019

Cristina Moya Díaz-Agero, de 26 años, madrileña graduada en Educación Social con un Máster de Cooperación Internacional al Desarrollo, se enamoró de Lima sin darse cuenta. Vive allí desde hace dos años dedicándose a lo que le apasiona: ayudar a mejorar las vidas de los demás.

CEXT – Es tu segunda experiencia en Perú. ¿Por qué elegiste este país la primera vez y por qué decidiste repetir?

CristinaLa verdad nunca elegí Perú, más bien Perú me eligió a mí. Suena muy poético pero creo que verdaderamente fue así.

Había aplicado en 2017 a una plaza en Perú y me enviaron a México. Estando allí me surgió la oportunidad de aplicar a una pasantía de un año en Perú… ¡y me seleccionaron! Lima y su caos me esperaban. Me enamoré de este maravilloso desorden. Así que, estando aquí, en 2018 decidí postular para una plaza en el programa EU Aid Volunteer y acabé volviendo a ya querida Lima la gris.

Creo que simplemente quería seguir conociendo este país, su cultura, su gente… Lima es una ciudad de contrastes y creo que eso es algo que atrae. Y Perú, como país, nunca deja de enseñarte, de maravillarte, con sus tradiciones, su naturaleza y, cómo no, con su gastronomía.

CEXT – ¿Cuál es tu trabajo allí? 

Cristina – El puesto que ocupo aquí es de técnica de proyectos y desarrollo organizacional. Trabajo con la Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH), dedicada a la defensa, promoción y difusión de los derechos humanos. Yo doy apoyo en varios aspectos. Por un lado, en la gestión de proyectos y, por otro lado, en el área de memoria histórica, generando herramientas de comunicación y difusión de la labor que realizan, apoyando en las relaciones interinstitucionales y participando en los diferentes eventos conmemorativos.

CEXT – ¿Qué te ofrece profesionalmente? 

Cristina – APRODEH es una entidad con más de 30 años de experiencia en el campo de defensa de derechos humanos, por lo que el aporte profesional es enorme. Gran parte del personal actual lleva desde los inicios de la entidad, por lo que conocen de primera mano todo el cambio socio-político que ha vivido el Perú y además, han formado parte en primera persona de la transición que ha vivido el país desde el periodo de violencia política. Solo compartir experiencias con las compañeras ya es aprender. Además, al ser una entidad local, con menos recursos económicos que otra organizaciones internacionales, hay momentos en los que tienes que asumir diversas tareas, por lo que vas aprendiendo de todas las áreas.

CEXT – Y personalmente, ¿sabes ya lo que te vas a llevar de esta experiencia?

Cristina – Dos familias, dos vidas, dos experiencias increíbles. Y digo dos porque cada año ha sido totalmente diferente. El primer año realicé un trabajo más directo con la comunidad, viviendo al otro lado del muro, en una realidad desconocida y trepidante, pero maravillosa. Este segundo año, desde la otra punta de esta ciudad, desde una oficina más centralizada, la vida se ve con otros ojos.

Todas y cada una de las personas que han pasado por mi vida aquí han sido significativas, pues cuando estás lejos de tu familia aprendes a crear familia con quien te rodea. El sentimiento que me voy a llevar es que vaya donde vaya, soy y seré peruana. Porque haber formado parte de este país durante tanto tiempo es algo que queda en una para siempre.

CEXT – ¿Cómo ha cambiado tu visión del país en estos dos años?

Cristina – Bueno realmente creo que mi visión no ha cambiado, simplemente he vivido desde dos zonas muy diferentes y eso me ha servido para conocer dos realidades. Pero en dos años, creo que es difícil ver un cambio significativo en una ciudad tan grande como Lima.

Al otro lado del muro, en Pamplona Alta, la vida era muy diferente, porque sientes que vives en una pequeña comunidad. Esta zona contrasta con la otra Lima en la que vivo ahora, en cosas tan básicas como el acceso a servicios como agua y luz. En Pamplona Alta vives colindando con “el muro de la vergüenza”. El muro es un símbolo claro de la exclusión social que existe hacia las zonas vulnerables de Lima, y pone de manifiesto modos de pensar las diferencias y las desigualdades sociales. Este año he aprendido a ver una parte, tal vez más ordenada de la ciudad, en la que las prioridades son otras y la población tiene otros intereses.

CEXT -¿Y ha cambiado tu perspectiva de los estándares de vida en España?

Cristina – Creo que ahora valoro de una forma más positiva la vida en España, por cosas tan básicas como el transporte público, la seguridad y la sanidad pública.

CEXT – Ahora vives en Lima y eres de Madrid, ¿en qué se asemeja y diferencia la vida entre esta dos capitales?

Cristina – Para mí son dos mundos. Lima es una ciudad de 12 millones de habitantes por lo que abruma aunque no quieras, y el caos es inevitable. Pero tanto Madrid como Lima, ambas son capitales, por lo que el bullicio y el tráfico son habituales.

La mayor diferencia es la cultura. En Lima, viven personas de todas las zonas del Perú, costa, sierra y selva; y aunque en Madrid también existe una gran mezcla de gente, se siente diferente. En Lima hay mucha informalidad, pero a veces esta misma informalidad es la que enriquece la ciudad. Por su lado Madrid, es una capital de vida, pero también de turismo. A diferencia de Lima, que para el turismo solo está de paso antes de llegar a Machu Picchu.

Ambas son ciudades grandes, capitales, llenas de contrastes, pero dos ciudades enriquecidas por toda la gente que hace que sean ciudades vivas.

CEXT – Te quedan unos meses en Perú, ¿te gustaría quedarte más tiempo cuando acabe este proyecto? ¿ir a otros países? ¿o volver a casa?

Cristina – La verdad que estoy en el momento “morriña”, tengo ganas de estar en casa… aunque la pelusita de estar fuera siempre sigue ahí. Pero, después de dos años, ha llegado la hora de regresar, aunque sea por un “ratito no más” (que diríamos por acá).

Por suerte, ya tengo trabajo en una entidad en Madrid para cuando regrese, ligada a la defensa de los derechos de la personas víctimas de trata; por lo que, aunque vuelvo, lo hago con muchas ganas.

Si bien es cierto, no descarto la idea de volver por este lado del charco en un futuro. Latinoamérica tiene ese no sé qué, que te atrapa, y más ahora que una parte de mí se queda aquí para siempre.

 Una entrevista de Marta Calvo para CEXT

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