A sus 25 años, Andrea Enríquez Dutrus atesora ya una vasta colección de vivencias que empezó cuando con sólo 13 años sus padres la enviaron a vivir a Irlanda durante un año. Esa experiencia dura pero maravillosa al mismo tiempo es la que la ha empujado a seguir viajando y hoy, tras pasar por Canadá, Italia y Sierra Leona, vive en Uganda dedicada a la atención a las personas refugiadas  y a la aplicación de políticas de género.

CEXT – ¿Qué te lleva a vivir en Uganda?

Andrea – Llegué hace casi un año para hacer unas prácticas del Máster en Acción Humanitaria que estoy cursando. Empecé con la ONG italiana Medici con l’Africa CUAMM como asistente del jefe de país y he terminado desarrollando las políticas de género globales para la organización y las políticas sobre explotación y abuso sexual. Durante los primeros seis meses aquí me dediqué a visitar los lugares donde se ejecutaban los proyectos y a sensibilizar al personal de la organización sobre qué son y por qué son importantes estas políticas. Como vivo en Kampala y me dedicaba también un poco al tema de donantes y conexiones entre ONGs, conocí a las personas encargadas de la programación del Servicio Jesuita a Refugiados y estuve trabajando con ellos en una propuesta para la Comisión Europea. Al acabarse mi contrato con la ONG italiana decidieron contratarme y aquí estaré durante los próximos dos años como programadora.

CEXT – ¿Cuáles son los principales problemas que tiene Uganda en cuestión de género?

Andrea – Uganda es un país muy interesante y muy diverso y me he encontrado con muy distintos escenarios dependiendo de la zona. Lo que se pretende con las políticas de género es ver las necesidades que existen y el balance que hay que encontrar para llegar a toda la población. Cuando se puso fin a las guerras civiles entre las tribus del este, los hombres se quedaron sin el propósito de tener que proteger su tribu y la falta de perspectivas y la entrada en el país de empresas distribuidoras de alcohol ha desembocado en que se dediquen a beber. Esto es perjudicial para ellos y para las mujeres porque incrementa las posibilidades de violencia de género. En el oeste, el reto es hacer entender a los hombres que ellos no son los únicos que tienen poder de decisión, que también las mujeres lo tienen. Aquí hay muchos proyectos centrados en la maternidad, trabajando con los hospitales locales y facilitando especialización a los médicos. Pero muchos de estos hospitales se aprovechan de su posición para abusar de los pacientes, especialmente de las mujeres. El reto es cambiar esta cultura de balances de poder porque hay mujeres que dan a luz en casa para evitar los malos tratos que saben que van a recibir en los hospitales, y eso aumenta la mortalidad materno-infantil.

Tengo una grandísima admiración por las mujeres africanas por su resiliencia y su capacidad de seguir adelante a pesar de todos los obstáculos que tienen, de seguir queriendo esforzarse por tener un mundo mejor. Ellas tienen su propio feminismo y tienen muy claro lo que quieren para ellas, es impresionante y lo admiro muchísimo.

CEXT – ¿Qué te da Uganda que no te ofrecía España?

Andrea – Uganda en particular y África en general tienen un algo especial que atrapa y yo creo que dentro del mundo de la cooperación al desarrollo y de la ayuda humanitaria, cuando se trabaja en terreno se ve mucho más el impacto de lo que estás haciendo. Uganda me está dando la perspectiva de todo: el ámbito de la cooperación y cuál es mi lugar en todo esto. Sé que si quisiera buscar ahora mismo un trabajo en España tendría que empezar con unas prácticas no remuneradas porque sólo tengo un año de experiencia en Sierra Leona y creo que dentro de las estructuras de las sedes de las ONGs la parte de recaudación de dinero y de programación es una parte mucho más técnica y mucho más alejada de la cercanía que tienes aquí con la población beneficiaria. Creo que la gente que viene aquí de expatriada en el ámbito de la cooperación tiene mucho más sencillo encontrar un trabajo o una oportunidad que la que podría tener en España.  

CEXT – ¿Cómo es la vida en Uganda?

Andrea – Como persona blanca, joven y de sexo femenino es bastante complicado ir sola a cualquier sitio una vez que el sol se ha puesto. Ese es el mayor reto que me encontrado, pero la vida en general es una vida muy sencilla, muy agradable y con muchas cosas que ver. Uganda es un país impresionantemente diverso que no para de sorprender, a nivel de paisaje, de naturaleza. El estilo de vida es totalmente distinto en el norte y en el sur y es impresionante la diversidad que existe. Uganda es el tercer país del mundo y el primer país africano que más refugiados acoge (alrededor de 1.200.000 en este momento) y la capacidad local de acoger sin ningún problema a refugiados y la política de aceptar su libre movimiento hace que exista un flujo de personas que cambia toda forma de comunidad. En un mismo país te encuentras con todos esos contextos distintos.

CEXT – ¿Cómo ven Europa los ugandeses?

Andrea – España normalmente no la conocen mucho y cuando la conocen es sobre todo por el fútbol. Nos ven como personas con una gran calidad de vida y muchas oportunidades de trabajo. Sienten mucha curiosidad porque no saben en realidad qué es Europa y cómo se vive en España. Hace un mes y medio, en las clases de inglés que tenemos para los refugiados, hicimos una clase sobre el proceso que una persona que viene de África tiene que seguir para ir a América y a Europa y el impacto en las personas fue devastador porque ellos tienen una imagen idealizada del proceso. Como africanos, sufren mucha discriminación y mucho racismo y es muy complicado para ellos tener la oportunidad de tener un trabajo digno y superar las diferencias culturales. África es un continente entero de personas que tienen el concepto de familia y de comunidad mucho más arraigado de nosotros. Y aunque en España, en comparación con otros países europeos, nos preocupamos mucho más por el círculo familiar y hacemos muchos esfuerzos por tener a la familia cerca, hay muchísima diferencia con como es aquí.

CEXT – ¿Cuáles son tus planes para el futuro?

Andrea – De momento, me quedaré aquí dos años más. Personalmente, mi perspecitva de ir a España es de aquí a cinco años, porque siento que todavía tengo mucho que aprender y quiero seguir empapándome del mundo.

Una entrevista de Elena Touriño Lorenzo para CEXT