Elena Astorga es hoy nuestra protagonista de la “voz de la cuidadanía exterior”. El carácter inquieto de esta joven de Avilés se evidencia en la multitud de lugares en los que ha vivido con  tan solo 21 años: Asturias, Madrid, Holanda y, ahora, Australia se entretejen en su biografía. Con la geografía a cuestas, y la tranquilidad de quién sabe que está aprovechando las oportunidades, nos cuenta su experiencia desde Sídney, donde reside actualmente gracias a una beca universitaria.
CEXT- ¿Cómo tomaste la decisión de irte a vivir a al extranjero? ¿Volverías a hacerlo?
Elena- Esta es la segunda vez que me voy a vivir una temporada fuera de España (el año pasado pasé un cuatrimestre en Holanda dentro del programa Erasmus), y mi experiencia fue tan buena que decidí repetir. Ser estudiante de intercambio es una oportunidad que nadie debería perderse: tiene beneficios académicos y profesionales (amplías tu campo de estudios, se valora mucho en el currículum, practicas otros idiomas…) pero sobre todo personales. La verdad es que me encanta tener la oportunidad de vivir en otros países y me gustaría volver a hacerlo en el futuro, aunque solo durante estancias cortas. A día de hoy no sé si podría contemplar pasar el resto de mi vida lejos de España.
Actualmente resides en las antípodas de nuestro país ¿Cuáles son las principales diferencias culturales que encuentras entre Australia y España? ¿Te ha costado adaptarte a ella

Elena- Los australianos son más parecidos a los españoles de lo que hubiera imaginado. Tienen una actitud bastante relajada y son siempre muy amistosos; además, como hay mucha inmigración, suelen ser bastante abiertos en cuanto a diferentes costumbres sociales o maneras de vestir, por ejemplo (al menos en Sídney, que es una ciudad grande y multicultural). De hecho, sorprendentemente, creo que los españoles somos un poco más rígidos que los australianos en algunas cosas (cuando cruzas el mundo te das cuenta de que somos más europeos de lo que nos creemos) como la apariencia o el trato profesor-alumno. Una cosa negativa que sí que he notado, y que imagino que tiene que ver con vivir aislados en una isla, es que muchos australianos viven de espaldas al resto del mundo y tienen curiosidad por lo que hay “overseas”, pero no una voluntad real de explorarlo.
CEXT-¿Qué visión tienen ahí de los españoles? ¿Te has encontrado frente a muchos tópicos?
Elena- A decir verdad, ¡saben poco sobre los españoles! En cuanto menciono de qué país soy se les ilumina la cara (el interés de tu país de origen es directamente proporcional a lo lejos que está, lo he comprobado empíricamente: siempre que he mencionado que provengo de España a alguien y no ha soltado un “¡Aaaah!”  ilusionado han resultado ser europeos) y me dicen las dos frases que saben decir en español, además de reiterar lo mucho que quieren ir algún día. Pero la mayoría de ellos no saben mucho sobre la situación política, económica o social de España; no han oído hablar de la crisis y no saben si los españoles tenemos fama de sociables, fiesteros o qué. He de decir que es un alivio –¡aquí nadie se maravilla con mi nivel de inglés!
CEXT-A nivel laboral, ¿Crees qué hay más oportunidades en Australia o en España?

Elena- En Australia con diferencia, por lo menos ahora mismo. A diferencia de España, ni tienes crisis económicas internas ni les ha afectado demasiado la global, así que no están recesión. La tasa de desempleo es baja y no hay grandes diferencias entre los diferentes sectores de edad; es decir, que los jóvenes tienen buenas oportunidades laborales. Además, por lo que he podido ver, al menos en las grandes ciudades, ser extranjero no suele suponer un impedimento a la hora de encontrar trabajo, siempre y cuando domines el idioma. Así que definitivamente es más fácil tener un empleo (y uno bien remunerado, por cierto) aquí que en España; claro que a día de hoy nuestra situación es particularmente díficil. Aunque a la hora de recomendar a jóvenes españoles la posibilidad de buscar oportunidades aquí, les diría que sean cautos: las condiciones de los visados son bastante estrictas, así que si te despiden o termina tu contrato tienes poco tiempo y mucha urgencia para encontrar otro trabajo; y además el nivel de vida aquí es muy alto y todo, especialmente los alquileres, es carísimo, así que sería necesario tener un buen colchón económico para los primeros meses.

CEXT-Los viajes siempre nos transforman. Más si son de larga duración. ¿En qué crees que te ha cambiado esta experiencia?
Elena- Sé que suena un poco tópico decir eso de que “creces como persona” pero creo es que es totalmente cierto. El contacto con personas de orígenes tan distintos te hace más tolerante, aprendes sobre nuevas culturas, te fuerzas a ti mismo a ser más sociable, a confiar más y a juzgar menos… Yo tengo la suerte de que estoy viviendo fuera de mi país por mi propia voluntad, y no por necesidad, pero en ambos casos hace falta valor y buena disposición. Ya no son solo los numerosos cambios que vas a tener que afrontar cada día, si no el hecho de ser quien está en minoría: ser el extranjero, el que siempre parece un poco fuera de lugar, te ayuda a ganar perspectiva. Por otra parte, la nostalgia también te hace valorar más lo que tienes en casa. En definitiva creo que tu forma de ver el mundo se amplía y se vuelve más plural y más acertada, y me gustaría creer que si algo voy a sacar de esta experiencia internacional no va a ser solo soltura social o una mejor pronunciación del inglés, sino una forma de pensar en la que no quepa el chovinismo. Ya lo dijo Mark Twain, “¡el viajar mata los prejuicios y la ignorancia!”.

Una entrevista de María de Castro para CEXT