La hostelería es una pasión, y así nos lo demuestra Jacobo Barreiro que después de haber trabajado en el sector de seguros en Irlanda y pasando por Madrid ha aterrizado directamente en Milán (¡sin haber estado nunca aquí!) para abrir un bar de tapas o jamonería como a él le gusta definir ‘La Casa Ibérica’. Están abiertos desde las 11:00 hasta las 24:00 todos los días, y sirven tapas –‘producto estrella’ el jamón ibérico- y vinos y cerveza españoles; además uno de sus colaboradores está especializado como cortador de jamón.

CEXT – ¿Por qué viniste a Italia? ¿Desde hace cuánto tiempo está abierto el bar?

Jacobo – Siempre me ha gustado el mundo de la hostelería y empecé a conocerlo cuando trabajé como camarero durante mi periodo de estudiante. Pensé que tendría más potencial abrir este tipo de actividad fuera de España y, después de haber hecho un estudio de mercado consideré que Milán podría ser el lugar adecuado debido al carácter internacional de la ciudad.

Yo llegue a Milán hace siete meses y conseguí inaugurar el bar el pasado 15 de enero.

CEXT – ¿Te parece que está funcionando? ¿Tardaste mucho en poder abrir?

Jacobo – Lo he hecho todo solo, sin ningún tipo de ayuda. Tarde seis meses en abrir el bar por culpa de la burocracia italiana y por encontrar el local comercial adecuado. Elegí esta zona de Milán porque vi que estaba especializada en restaurantes icónicos de Milán, es una calle de pasaje y está bien conectada ¡y por supuesto porque el alquiler estaba dentro de mi presupuesto!

Aunque es pronto para decirlo, porque el bar lleva abierto solo un mes, sin hacer ningún tipo de marketing, tengo clientes desde el primer día, sea a la hora de comer que para el aperitivo y durante la cena. El 80% de los clientes son italianos y el resto son españoles.

CEXT – ¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de Milán? ¿Crees que te quedaras aquí indefinidamente?

Jacobo –Lo que más me gusta es que la gente que vive en Milán es muy receptiva para ideas nuevas y son abiertos culturalmente. Lo que menos me gusta es el pavé –las piedras que se utilizan en las carreteras en el centro de Milán en lugar del asfalto- porque ya me he caído varias veces con la moto…  y un poco el clima. Lo que más me ha costado ha sido lo de estar solo los primeros meses porque no conocía a nadie, pero luego conocí a algunos italianos que me ayudaron a integrarme en el país. Sin duda algo que me tiró para adelante y me ayudo a superar la barrera del miedo fue una frase que me dijo mi mejor amigo y que intento seguir todos los días: “las cosas si se hacen de corazón pueden salir bien o pueden salir mal, pero siempre estarán bien hechas”.

Acabo de llegar y tengo mucha curiosidad por la ciudad todavía, no tengo todavía fecha de vuelta. Así que aunque en principio no me quedare aquí para siempre…. nunca se sabe.

Una entrevista de Noelia Espinosa Hidalgo para CEXT