Ser emprendedor en España es un proceso complejo cuando superas los 25 años, ya que hay que hacer frente a una mayor inversión y mayor pago de cuotas. Y si además persigue cumplir el “sueño americano” en Nueva York, la inversión y los procesos burocráticos se magnifican.

Uno de los primeros pasos que hay que tener claro para formar una empresa en la ciudad, es el modelo de negocio (como puede ser una corporación, una propiedad única, sociedad de responsabilidad limitada o sociedad limitada) puesto que cuando empieza el proceso de solicitud para conseguir el permiso de trabajador y empresario en los Estados Unidos, es necesario tener muy clara la idea que se quiere desempeñar allí.

Para conseguir el visado, en este caso un L1 (transfer) o E2 (inversor), no es necesario tener empleados americanos ni un gran capital de empresa. Lo único que se necesita es una dirección y un número de teléfono. Hay que dar una confianza.

Otro factor que hay que tener en cuenta a la hora de establecer una empresa en Nueva York o en otro estado, es el capital de riesgo, ya que aunque las leyes allí son más flexibles, hay una diferencia entre impuestos y jurisprudencia. Se necesita un permiso para hacer negocios en los estados y que se tenga además accionistas minoritarios.

Los impuestos en Estados Unidos son diferentes a los establecidos en España. Allí todas las empresas tienen que pagar un impuesto federal del 35% y si eres residente en el país tienes que abonar el estatal. Además de algunos gobiernos como el de California, donde se imponen tasas sobre la renta de un 1% o 2%, un total en algunos casos de un 40%.

Por último, algo fundamental para hacer una inversión tan fuerte como iniciar un negocio, es que los ingresos sean positivos, ya que en Estados Unidos, los ingresos tributan durante el año que se perciben y a la hora del reparto. Si la empresa es una organización como entidad independiente, se distribuyen los beneficios con dividendos.

Sea en el país que sea, poner en marcha un negocio propio es una labor complicada al inicio pero los frutos y beneficios que se pueden obtener de cara al futuro, son infinitos.

Un artículo de Miriam Martínez para Cext.