Naranjos, palmeras, fuentes y matorrales forman un corazón verde entre las paredes blancas del Museo de Arte Español Enrique Larreta. Pero no estamos en Andalucía. Córdoba o Sevilla quedan a casi 10.000 kilómetros de este punto del hemisferio sur, el barrio porteño de Belgrano, donde Buenos Aires esconde uno de esos rincones en los que no sabes si estás en Argentina o en España.

Nacido en Buenos Aires a finales del siglo XIX, Enrique Larreta fue un destacado escritor argentino admirador de la cultura española. Descendiente de una ilustre familia uruguaya, durante años coleccionó obras de arte y las atesoró en su residencia de Buenos aires, ambientada como una casa española del siglo XVI. Tras su muerte (en 1962), la casa Larreta se convirtió en el Museo de Arte Español y quedó también abierto al público el acceso al jardín de la quinta.

Larreta había transformado los alrededores de la casa en un auténtico jardín al estilo andaluz, con matorrales y senderos de baldosas en forma de pequeño laberinto que huele a azahar. Especies como el ginkgo biloba, el ombú, la glicina, el ciprés, palmeras, el palo borracho y, por supuesto, el naranjo transportan al visitante a Andalucía, con el murmullo del agua que brota de la Fuente de los Sapos.

El jardín puede visitarse por las mañanas accediendo por la calle Vuelta de Obligado o bien desde el Museo, en su horario de apertura (de 13 a 19 horas), donde además de la colección permanente, compuesta mobiliario, tallas y pinturas de los periodos renacentista y barroco, se realizan también exposiciones itinerantes relacionadas con la cultura española.