El CIDE es una de las instituciones de educación pública superior con más reconocimiento de México. Tiene como objetivo generar conocimiento riguroso y relevante, además de formar líderes con creatividad y responsabilidad para un mundo abierto y competitivo y se enfoca en la alta especialización de campos muy precisos del conocimiento: Administración pública, Economía, Estudios Internacionales, Estudios Jurídicos, Estudios Políticos e Historia.

Comparten ellos mismos desde su información oficial que “el CIDE es pequeño en tamaño, creativo en su organización interna y grande en su calidad y aspiración de impacto. Nuestra planta de profesores investigadores de tiempo completo cuenta con doctorado de las mejores universidades del mundo. Nuestro cuerpo estudiantil, de aproximadamente 400 alumnos, es excepcional en su combinación de mérito académico y diversidad social y geográfica”.

Y todo ello es fruto de la visión de una mexicana nacida en Barcelona, Trinidad Martínez Tarragó, que llegaría a México en 1939 junto con su familia al puerto de Veracruz y  adquiriría la nacionalidad mexicana al cumplir la mayoría de edad.

En una entrevista publicada por el CIDE en 2017, como conmemoración de los 40 años del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre México y España (que se habrían interrumpido a partir de la Guerra Civil en 1936), Tarragó dice: “Yo cumplí con lo que me enseñaron mis padres: México nos ha dado todo, denle a México lo que puedan… aún escucho la voz de mi padre y creo que cumplí con México.”

Trinidad y su familia formaron parte de uno de los más numerosos movimientos migratorios del siglo XX, el del Exilio Español en México y pese a haber concebido la idea, haber gestionado desde la institucionalidad y logrado fundar el CIDE en 1976, así como dirigirlo durante 10 años, nunca se le consideró para la presidencia. Era una época de hombres y para hombres. Ella misma recuerda de uno de los varios presidentes con los que trabajó: “si a usted la nombran, yo me encargo de sacarla entre mis patas”. Lograron hacerlo en 1983, no la reincorporarían hasta 2011, cuando finalmente se reivindicó su trabajo.

“El CIDE es mi tercer hijo: lo concebí, lo gesté y lo parí. Es el proyecto profesional más importante de mi vida.”

Trinidad falleció en 2018, pero su trabajo académico e institucional pervivirán en México.

Un artículo de Gabriela Mosqueda para CEXT

Fotografía del CIDE