Un momento...
07/07/2014
Siguiendo con Simón, no hay que dejar de observar sus maniobras políticas y el legado que ha dejado a la interpretación de cada presidente. Bolívar es un hombre egocéntrico después de todo, que se considera a sí mismo Libertador, que proviene de la aristocracia local y con un carácter rebelde y reflexivo.
Si bien comienza sus andadas en revoluciones con un carácter únicamente independentista y liberal, cada nueva experiencia le otorga un nuevo punto de vista. Tras el primer intento fallido concluye con que la división federal de la república venezolana fue un fracaso y que hace falta un Estado más central, centrado en su persona. Tras el segundo se da cuenta de que esa división también se da entre razas y le ha obligado a enfrentarse con indios y pardos, los famosos llaneros que saqueaban pueblos con armas que el imperio español les dio. Por ello Bolívar decide profundizar en sus medidas, y no solo abole la esclavitud, sino que abre los cargos de gobierno a todos las razas, dándoles plena igualdad. También entiende que es necesaria la expulsión del poder español de todo el continente, no solo de Venezuela o Nueva Granada (actual Colombia) y que esto sería más fácil con su unión en la Gran Colombia que siempre promovió.
La última voluntad de Bolívar fue una América del sur, considerada una patria, unida. Esto se entendía como un refuerzo para el respeto que la comunidad internacional le tendría entonces.
De lo heroico a lo ridículo no hay más que un paso S. Bolívar
Su legado es de patrón de toda América y causas independentistas. Y gracias a esa dicotomía en sus escritos entre lo aristócrata y lo igualitario, tanto la izquierda como la derecha actual latinoamericana puede decir que interpreta sus doctrinas. Chávez, Leopoldo López o Rafael Correa le guardan tributo, decoran sus medidas con su nombre o presumen poseer algo del libertador.
Un artículo de Isidro Ruiz para CEXT