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(II)150 Años de La Nacional en Nueva York: servicio, cultura, gastronomía

21/06/2018

La Nacional

Si bien las metas primarias de La Nacional han incluido desde el principio la ayuda a los emigrantes españoles necesitados, el mantenimiento de la cultura española, y otras actividades sociales, con el tiempo tuvo también un bar y restaurante, habitual en tantos centros españoles en el exterior. Pero la Junta Directiva tenía algo mucho más ambicioso para el futuro inmediato.

Por ello, el proyecto de más envergadura para celebrar este Sesquicentenario, “el plato más fuerte”, si así podríamos hablar, era la inauguración del nuevo restaurante de La Nacional.

Todo un ambicioso proyecto, todo un excepcional logro por sur resultados, y aún más, todo un reflejo del mejor espíritu de voluntariado, de valiosas contribuciones económicas y ayudas desde la más modesta hasta otras destacadas, con ese mismo espíritu que ya se reflejaba, como tema central, en el escrito de 1920 al que nos hemos referido arriba.

El proyecto de la reconstrucción del restaurante se inició en 2016. Había una meta clara, una idea motriz. Durante las décadas anteriores el restaurante había sido inadecuado y poco sintonizado con el espíritu de la comunidad española de nuestra época.

Con todo, en la década y media más reciente, el último concesionario que llevó el restaurante fue Lolo Manso, un asturiano que sí logró darle renombre como “restaurante español” con buenas reseñas de la prensa culinaria tanto angloamericana como hispana. Consiguió atraer no solo“al español de a pie” sino hasta reseñadores de la prensa culinaria de calidad que lo consideraron como un destacable “restaurante de nicho” que merecía ser frecuentado por los amantes de la cocina española auténtica.

Posiblemente este fue ya el impulso que llevó a la directiva de la Nacional a lanzar ideas bastante más ambiciosas y sin duda creativas. Primero quisieron dar un paso decisivo. Ese restaurante iba a ser propiedad y proyecto de La Nacional, y llevado por La Nacional. Querían crear un ámbito físico señero, modestamente elegante, aunque sin lujos, que reflejara y pudiera atraer lo mejor de la gastronomía española contemporáneamás creativa y exitosa. Querían dar acogida a chefs traídos de España, y ofrecer ciclos de formación a nuevos chefs españoles jóvenes de ambas orillas que se prepararían allí. Incluso se les ofrecería a estos jóvenes formados una habitación en La Nacional misma para quedarse durante el período de preparación para el que habían sido elegidos.

Por eso, desde el principio quisieron establecer un antes y un después. Del antes, por las fotos que hemos visto, quedaban tan solo los ladrillos de las paredes, las vigas del techo, y el suelo bajo las baldosas antiguas. Dieron riendas sueltas a sus ensoñaciones y pusieron manos a la obra para convertirlas en realidad.

Como hemos mencionado, querían reflejar el espíritu de equipo, de voluntariado, y de apoyo del colectivo español en su sentido más amplio. El trabajo de diseño arquitectónico quedó en manos de una joven arquitecto norteamericana, Dubravka Antic.

La diseñadora barcelonesa Neus Burillo llevó adelante la gestión del proyecto a un coste fraccional de lo que justamente podría haber percibido. A su lado, trabajaron en la obra los diseñadores españoles, Javier Ríos y Claudia Levy. La fotógrafa y pintora sevillana África Aycart realizó trabajos artísticos que se exhiben en La Nacional.

Para el reducido espacio con el que contaban, tenían que planear cocina, mostrador de servicio, bar con sillas alrededor, sección con mesas de comedor, otra sección con butacas algo más formal, amén de un reservado para pequeños grupos y tertulias. Y además que todo ello fuera “bueno, bonito y barato”.

Qué maravilla que así lo lograron. Ya preparándose para la inauguración del pasado 30 de mayo, invitaron al presidente de una empresa española de productos alimenticios para visitarlo. Al verlo se quedó gratamente sorprendido y comentó: Esto vale más de millón y medio. La respuesta de Robert Sanfiz, el director ejecutivo, fue: Bueno, eso es más o menos el valor de lo que ves. Pero el coste neto para La Nacional es de unos trescientos mil dólares.

 

Y así es. ¿Cómo se las han arreglado? Supieron usar las mejores y más genuinas artes de gestión para conseguir que los diseñadores/arquitectos les cobraran más o menos la mitad de su precio de mercado. A Fagor le convencieron de que les suministrara los electrodomésticos más modernos para el restaurante también con un 50% de descuento. Dos de las cerveceras más destacadas de España, la Estrella de Galicia y Mahou-San Miguel, instalaron equipos ultramodernos para servir sus cervezas, a un precio casi de muestra. Las baldosas Roca del piso son contribución gratuita de Roca USA. Tanto Porcelanosa como Cosentino donaron baldosas y baldosines decorativos como contribución gratuita. Las artísticas lámparas decorativas de las paredes son del diseñador gallego Arturo Álvarez. Y así otras aportaciones.

¡No está mal! Mejor diría, es un logro llamativo lo que han conseguido con su poder de persuasión y múltiples iniciativas.

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IMÁGENES: cedidas por Robert Sanfriz, Director Ejecutivo de La Nacional

 

Un reportaje de Ángel Capellán, Presidente de LEA Book Distributors, para CEXT

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