«Pies, ¿para qué os quiero, si tengo alas para volar?»”. La famosa frase de la  pintora mejicana más controvertida de la historia adquiere ahora un significado nuevo. Y es que su producción artística ha aterrizado en Italia. En el corazón mundial del arte late con fuerza el magnetismo de una de las figuras claves de la pintura del siglo XX, que ha conseguido atraer ya a más de 175.000 personas en la exposición dedicada a su figura en la Scuderie del Qurinale, en Roma, alcanzando cifras insólitas para una artista hispanoamericana.

Quizás la clave de su éxito radique en su capacidad para fusionar su obra con su vida, profundamente marcada por lo que ella misma denominaba ‘dos accidentes’: el accidente de tráfico que le dejó profundas secuelas motrices y su autodestructivo matrimonio con el mujeriego muralista Diego Rivera. Ambos marcaron fuertemente la personalidad de una mujer salvaje: feminista, bisexual y comunista, profundamente transgresora y adelantada a su época. Una mujer que dotó a sus pinturas de una forma muy folclórica, pero un contenido universal, al tratar temas como el sufrimiento, la rebeldía y el desarraigo.

La dicotomía entre raíces y alas, que tan profundamente marcó la obra de la mejicana, logra conectar con el sentimiento de muchos jóvenes españoles que se encuentran actualmente viviendo en Italia, el país que más Erasmus españoles recibe. En este sentido, Marta López, estudiante actualmente residente en Roma, afirma que tras visitar la muestra, que puede disfrutarse hasta el 31 de Agosto, “»puedes sentir un abanico de emociones muy fuerte, una conexión brutal con el sufrimiento del que lucha por encontrarse»”. Una lucha que se manifiesta a través de 160 piezas que no dejarán indiferente a ninguno de los visitantes que decidan sumergirse en el mundo de este genio y figura, que supo hacer de la pintura su catarsis contra el dolor.

Un artículo de María de Castro Ramos para CEXT.