Dentro de España no es de los cocineros más populares, y, como chef, únicamente en los últimos tiempos ha visto reconocido su trabajo (recientemente acaba de recibir sus primeras estrellas Michelin). Sin embargo, hace mucho tiempo que José Andrés es todo un personaje en EEUU, donde, más allá de la cocina (mantiene abiertos quince establecimientos en todo el país), ha alcanzado gran popularidad.

Y es que, al margen de su faceta estrictamente profesional, el chef es una de las grandes personalidades del país. No en vano, la revista Time lo incluyó en la lista de las cien personas más influyentes del mundo en 2012, una lista en la que rara vez aparecen personajes latinos, y mucho menos españoles.

A esto se suma la condecoración con algunos de los mayores reconocimientos al mérito civil en Estados Unidos, como la Medalla Nacional de las Artes y Humanidades que recibió directamente de las manos del aún presidente del país, Barcak Obama, con el que mantiene una privilegiada relación.

Reconocimientos que lo son, sobre todo, a su trabajo en la divulgación y la popularización de la cocina española y sus productos entre el público norteamericano, a imagen y semejanza de lo que, mucho tiempo antes, ocurrió con los inmigrantes italianos en el país.

Sólo en los últimos tiempos puede hablarse de cocina española, con su principal estandarte, las tapas, al frente, en Estados Unidos. Y gran parte de la culpa la tiene José Andrés.