Estereotipos, esa imagen simplista en el cerebro de las personas, con sus admiraciones y sus perjuicios. Rusia, ese país de 17 millones de km² y de más de 145 millones de personas; un lugar formado por unos 160 grupos étnicos y que vive en la compresión de Europa y Asia. Esto hace que los estereotipos y Rusia sean una combinación excitante y explosiva. Entre el consumo masivo de vodka y la seriedad, se hallan infinitos estereotipos que cabalgan entre las exageraciones y medias verdades.

El frío siberiano Cuando decidí venir aquí, mis amigos y familia dijeron: ‘hace mucho frío allí‘. Es cierto, puede llegar hacer más frío que en España. Aquí, en Moscú, por ejemplo, también existen las estaciones, y aunque es cierto que en invierno puede llegarse a -25 o -30 grados, lo cierto es que el promedio de temperatura en invierno es de -5 a -10 grados. En época de verano la temperatura puede ser de 25 o 35 grados. El problema es que la gente no entiende que existen zonas próximas al polo norte (como el caso de Siberia) en donde la temperatura es mucho más extrema, pero que para nada es el clima predominante en Rusia. En verano hay sol, se puede apreciar la vegetación y no hay nieve.

El vodka, el alcohol de los alcoholes El diccionario mental de mucha gente es que ruso (incluso rusa) es sinónimo de vodka. Primero hay que desmentir su origen: para nada los rusos inventaron el vodka, fueron sus hermanos eslavos de Polonia. Esta bebida es muy popular en los países del este por ser el lugar de origen, al igual que el Tequila o el Whisky en sus respectivos países, pero en Rusia existe un 27% de los rusos que declara no consumir alcohol. Entre los no abstemios otras bebidas también causan mucho furor: las mujeres prefieren bebidas más elegantes como el vino, el Champagne o Martini; en el caso de los jóvenes muchos prefieren consumir cerveza en vez de vodka. Es cierto que el vodka puede llenar un pasillo entero en los supermercados, pero no por ello el pueblo ruso sufre un alcoholismo constante con esta bebida.

El oscurantismo comunista sigue vigente Muchas personas son conscientes de que allá por los años 90 la URSS desapareció, pero no por ello el terror rojo. El comunismo, y sobre todo el comunismo ruso, es una imagen que acompaña a este país: miseria, corrupción, pobreza y una nube negra están, para muchas personas, encima de este territorio. Para nada es así y para nada fue así. Con la desfragmentación de la URSS también se llevaron a cabo reformas profundas en los sistemas socialistas de la mayoría de estos países. En Rusia también. El actual sistema económico está basado en el capitalismo (sociedad consumista, mercado laboral libre, economía de mercado, etc.), pero evidentemente más de 70 años con un sistema socialista han de dejar alguna huella: el Partido Comunista de la Federación Rusa es la segunda fuerza en voto y con gran influencia en algunos sectores populares; muchos avances sociales han quedado transversalmente en la sociedad; y la mentalidad de comunidad, solidaridad frente al individualismo de occidente, está muy arraigada.

Carácter, los menos simpáticos del planeta Un día en clase preguntó un compañero mío, ¿por qué los rusos parecen serios y amargados por la calle? La profesora, sabiendo que eso es lo que piensa más allá de estas fronteras, dijo: ‘nosotros pensamos que la gente es idiota sonriendo a cada momento, no tenemos motivos para ir sonriendo cada momento, sonreímos, sabemos hacerlo, pero eso está reservado para los nuestros, nuestros amigos y familiares. Es certero que la gente por la calle, en sus puestos de trabajo, tienen un semblante serio, pero evidentemente aquí hay gente con diferentes tipos de personalidad. Lo cierto es que en términos generales los rusos pueden ser algo reservados frente a desconocidos, pero una vez que establecen amistad o conocen a la persona son bastante expresivos, cálidos y abiertos.

Un artículo de Rubén Ángel López Yáñez para CEXT