Cultura

Johannesburgo (República de Sudáfrica)

Diciembre en Buenos Aires, mucho más que Navidad

18/12/2015

A 35 grados, 40 de sensación térmica por la humedad, desde el cono sur cuesta pensar en Navidad para los que siempre hemos vivido esta época con las manos en los bolsillos, escondiéndolas del frío. Los dulces de navidad son parecidos, también las luces en las calles y los muñecos de Papá Noel van igual de abrigados, pero aquí llega el verano, se acaban las clases y la gente planifica sus escapadas a la playa. Es toda una experiencia, sin embargo, poder empezar el año viendo amanecer en el mar, en chanclas y manga corta.

En Argentina, diciembre es muchas cosas más que Navidad. Incluso, es mucho más que la idea del comienzo del verano. “Fin de año significa quilombo acá” es una frase que perfectamente podría decir cualquier argentino. Política, social y económicamente, este mes se ha ganado en los últimos años ser sinónimo de complicaciones: el corralito y las protestas reprimidas en 2001, el trágico incendio de una discoteca en 2004 que acabó con la vida de casi 200 personas, oleadas de saqueos en 2013…

El “diciembre” de 2015 empezaba en medio de una difícil transición que ponía fin a 12 años de kirchnerismo. Desde ese casi indefinible movimiento político que es el peronismo –que bajo el eslogan de la “justicia social” da cabida a corrientes que ideológicamente van desde la izquierda a la derecha–, tanto Néstor Kirchner como Cristina Fernández dejaron muchas cosas buenas y otras malas, ganándose de la misma forma odios profundos y amores fanáticos entre los argentinos. Mauricio Macri, conservador y ligado al mundo empresarial, asumía la Presidencia el pasado 10 de diciembre para dar un giro radical a la política y a la imagen internacional del país. Entre sus primeras medidas, un cambio de estilo, mucho más dialogante, pero también el nombramiento de jueces de la Corte Suprema por decreto en una maniobra prácticamente sin precedentes en la democracia argentina.

Sin embargo, lo que irrumpe con más incertidumbre para el día a día son, una vez más en este país acostumbrado a la zozobra, los cambios económicos. Por primera vez en cuatro años los argentinos pueden adquirir dólares sin limitaciones, volver a comprar por internet productos del exterior sin pagar cargos extra y muchos se felicitan también por el desembarco que se avecina de grandes marcas y franquicias. El nuevo Gobierno ha puesto todo su empeño en tirar las barreras construidas en los últimos años, sin muchas contemplaciones, con el razonamiento de que la estimulación del mercado redundará, a la larga, en crecimiento y mayor bienestar para la población. El riesgo será, como suele ser habitual en estos casos, para los sectores más vulnerables, que pueden quedarse atrás, pero también para la clase media que mira de reojo como suben los precios mientras los salarios pierden poder adquisitivo.

Argentina pasará esta Navidad, este verano, con la mano en la calculadora. Pero poco asustan los titulares de alarma en este país luchador y surrealista a partes iguales. Solo será, probablemente, un diciembre más.

Foto: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

 

 

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