Todos y todas sabemos de sobra que en España y en Hispanoamérica se habla español, sus nombres no dejaban demasiado a la imaginación. Estos lugares tradicionales de los que ya teníamos conocimiento son el grueso de los quinientos millones de hispanohablantes del mundo. No obstante, hay más lugares, y más raros, para oír la lengua de Lorca y Cervantes.

Español sefardí o ladino: esta variante del castellano se da en países con grandes comunidades de judíos, que aún hablan la lengua de aquellos ancestros a los que expulsamos en 1492. Tan solo Israel lo ha reconocido como lengua, a pesar de que existen grandes comunidades en lugares como Estados Unidos, Grecia o Brasil. También existen periódicos importantes en sefardí como “Aki Yerushalayím” (Aquí Jerusalén).

Español en África: no se trata de un par de comunidades reducidas sino, de hecho, de dos países que lo tienen como lengua oficial, Sahara Occidental y Guinea Ecuatorial. Se debe a las posesiones coloniales que tuvo el Imperio Español en el continente africano. Mientras que en el Sahara Occidental la competencia con el árabe le quita la prioridad, en Guinea es la primera lengua del país. También existe una pequeña comunidad de hispanohablantes en Angola, en la región de Luena, por la presencia del ejército cubano.

Español en Filipinas: En el último rincón de la Tierra, a donde también llegó nuestro acabado imperio, aun queda un recuerdo firme de nuestra lengua. Un millón de los 99 millones de habitantes de las islas son hispanohablantes y, de hecho, la nuestra se considera una lengua aristocrática, propia de los círculos altos de la sociedad. A principios del siglo XX, su uso decayó tras la colonización de Estados Unidos, a favor del inglés. El castellano se proclamó lengua oficial en 2007, tras la visita de su presidenta a España.

Un artículo de Isidro Ruiz para CEXT