Ciudadanía

Guangzhou (China)

La hora de la siesta es sagrada en China

04/07/2014

Los españoles presumimos allá por donde vamos de que la siesta es parte de nuestra cultura. Desde Europa nos envidian a la vez que nos regañan por el desfase horario que causamos por culpa de la siestita de después de comer. Pero, ahora, venga a China y dígale a los chinos que la siesta es española, que más de uno se reirá de usted.
Si algo sorprende a los extranjeros que viven en China o que vienen aquí por negocios son los hábitos chinos, entre ellos, el de la siesta. Los tiempos son sagrados en las fábricas y oficinas chinas. Todos o casi todos comienzan su jornada laboral a las nueve de la mañana y la terminan a las seis. De doce a una y media tienen tiempo para comer y descansar. Para nosotros, comer a esa hora es muy temprano, pero ellos están orgullosos de llevar un horario sano.

Tras la comida y tras soportar colas para bajar y subir en ascensores que parecen latas de sardinas, se disponen a disfrutar de unos 30 minutos sagrados de siesta. Las oficinas bajan las persianas y casi todos los trabajadores tienen almohadas o antifaces que hacen su siesta más agradable. Hay incluso quien tiene su propia hamaca en la oficina para disfrutar del gran momento de relax del día.

Durante este periodo de hora y media, los negocios en China se paralizan. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en España, su siesta apenas afecta al ritmo de vida diario, ya que los establecimientos comerciales no cierran y solo se echan la siesta aquellos a los que no les da vergüenza dormirse en cualquier lugar de la calle y, normalmente, los trabajadores que no trabajan de cara al público; es decir, oficinistas, funcionarios, trabajadores de fábricas, etc.

Así, en una primera visita es difícil darse cuenta de este hábito, pero cuando los extranjeros empezamos a trabajar en oficinas de empresas chinas, vemos imágenes tan curiosas como la que se muestra en la foto, realizada por Ignasi, un español que trabaja en Cantón en una oficina con 50 chinos que apenas se comunican en inglés. Como no, él también se ha acostumbrado a esta sana tradición.

Un artículo de Fausto Aguilera para CEXT

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