Las elecciones al Parlamento Europeo, que se celebrarán el próximo domingo 25 de Mayo, vienen marcadas por las previsiones de un descenso significativo en el número de votos de españoles residentes en el exterior. Así, si en los últimos comicios europeos, celebrados en 2009, votaron más de 170.000 emigrantes españoles, en esta ocasión apenas  79.000 han solicitado su voto, según datos publicados por la Oficina del Censo Electoral.

Este descenso será aún mayor en términos porcentuales, dado que el número de españoles inscritos en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA)  ha aumentado respecto a los anteriores comicios. Uno de los principales motivos de este marcado descenso es la modificación de la ley electoral del 2011, con la implantación del llamado «voto rogado». Esta modificación implica que los españoles residentes en el exterior deban solicitar previamente la documentación de voto, que antes les llegaba directamente a sus residencias en los países de acogida. Si bien no hay precedentes de las consecuencias que la implantación del voto rogado tiene en unas elecciones europeas, en las últimas elecciones generales de 2011, donde se empleo por primera vez, se tradujo en una caída significativa del voto exterior. Votaron solo un 5% de los españoles inscritos en el Censo de Residentes Ausentes, frente al 31% de marzo de 2008.

Lo cierto es que la implantación de esta modalidad de voto ha generado controversia entre los españoles residentes en el extranjero, que se quejan de los limitados tempos de solicitud de documentación, así como de retrasos en la llegada de las papeletas. Los problemas surgidos han llevado a la Junta Electoral Central (JEC) a ampliar hasta mañana, sábado 24, el plazo de envío de los votos por correo.

Un artículo de María de Castro para CEXT.