Ciudadanía

Shianda (Kenia)

El arte de conducir en Kenia

05/08/2019

Conducir en Kenia es un arte, no sólo porque los coches tienen el volante a la derecha y circulan por la izquierda (herencia británica), sino por el tráfico, las normas no escritas y las condiciones de las carreteras.  Como en todo, no se puede generalizar y hay que distinguir entre conducir en Nairobi, las carreteras principales y las secundarias.

Nairobi, como toda gran ciudad, se caracteriza por la congestión del tráfico y los atascos. Para ir de un punto A a un punto B hay que calcular que se tarda el doble de tiempo que llevaría en condiciones normales. En el coche hay que cargar paciencia (para sobrellevar el tiempo de espera en el coche) y el GPS (para no perderse), activar los reflejos (para esquivar las motos que hacen adelantamientos imposibles) y sacar la picaresca para conquistar el centímetro de asfalto antes que los demás. La otra opción es coger un taxi y dejarse llevar.  Pero, todo hay que decirlo, dentro de los atascos, existe cierto orden y, comparado con otras ciudades de África, el tráfico es aceptable.

Las vías principales, que unen las ciudades más pobladas y turísticas, suelen estar en buenas condiciones. Nada comparable con las autovías a las que estamos acostumbrados ni tampoco se puede conducir a semejante velocidad, pero uno se puede sentir cómodo al volante. Las carreteras, además, son más bien rectas, por lo que la conducción no es complicada.  

Sin embargo, cuando uno se adentra en el interior, hay que demostrar un poco más de pericia. Algunas de las carreteras están en muy mal estado, con unos agujeros muy profundos que llevan años sin arreglar, además de que los badenes tienen una altura inusitada. Esto hace que lo de conducir por la izquierda quede en un segundo plano y cada coche elija el trozo de asfalto que más conveniente le resulte. Además, hay que tener en cuenta que los dueños de la carretera son los «matatu», esas furgonetas con plazas para 15 pasajeros (aunque pueden llevar a más de 20 personas). Por esas mismas carreteras transitan las «boda boda» o moto-taxi y por los estrechos arcenes, la bicicletas y los peatones. Por la noche el asunto se complica porque se combina la oscuridad con que casi todos los coches circulan con las luces largas. Pero no hay que desesperar, con un poco de maña y conduciendo alerta, uno se puede manejar perfectamente por el país. Además, es una de las mejores maneras para conocer y disfrutar de los paisajes keniatas.

Un artículo de Marta Calvo para CEXT

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