El mundo de 2015 emite y nos bombardea cada segundo con infinidad de datos no podemos asimilar ni procesar. Nosotros mismos hemos asumido, con mayor o menor consciencia y permisividad, nuestro estatus de emisores de información constante: poner una foto en una red social con un hashtag, usar el GPS del móvil, comentar un blog o elegir el paquete de galletas de un estante del supermercado y no de otro pueden servir a alguien para hacer dinero o inventar algo en lo que nunca nadie había pensado. Pero para ello tiene que haber máquinas, programas y analistas capaces de procesar e interpretar no las decisiones de un solo individuo sino las de decenas, cientos o miles de sujetos a la vez, en busca de patrones de recurrencia. Esa disciplina es lo que se conoce como Big Data (Datos Masivos) y está experimentando una explosión desde el punto de vista económico pero también en otros ámbitos, como el académico y científico.

En Buenos Aires, Big Data es además ya material de exposición. Bajo el título Big Bang Data la Fundación Telefónica y el CCCB (Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona), con el apoyo de Cooperación española, proponen un acercamiento hacia el estallido de este nuevo universo, lleno de posibilidades pero también de peligros, como los de la vigilancia y la manipulación masiva.

Hasta el próximo noviembre, Big Bang Data contará con una muestra fija en el Espacio Telefónica y la participación de especialistas de distintos ámbitos –como periodistas, educadores, ingenieros, economistas o arquitectos, entre otros–, que ofrecerán distintos acercamientos a este fenómeno plagado de interrogantes y aún oscuro para el gran público.

Foto: obra de Ingo Gunther, fuente: CCEBA.