Un momento...
05/05/2020
A mediados de marzo de 2020, la pandemia del coronavirus impuso una interrupción parcial o total de las actividades consideradas como «no esenciales», mientras otras eran más demandadas que antes debido a la urgencia sanitaria. Más allá de la dimensión económica, esta crisis también ha afectado las condiciones de vida y del trabajo, reforzando las vulnerabilidades existentes y generando otras nuevas. Por lo que en este artículo clasificamos los trabajos durante el coronavirus divididos en cinco grupos.
Aquellos que podemos calificar como «vulnerables» combinan la dificultad de trabajar estableciendo una distancia y condiciones precarias (en los que uno de cada cinco de trabajadores tienen un contrato a plazo fijo o son interinos). Estos millones de trabajadores, en su mayoría hombres, artesanos y obreros de la industria alimentaria y del sector de construcción, se enfrentan tradicionalmente a condiciones de vida y trabajo difíciles.
Por otra parte, el segundo grupo son los «nuevos vulnerables», que componen millones de empleos, afrontan una crisis sin precedente relacionada con la actividad de su empleo que les somete a estar en contacto con el público. Sus actividades se ralentizan, son marginadas, y sus condiciones les perjudican (el 31% son contratos intermitentes). Estos puestos en transportes públicos, hostelería y restauración, y servicios a particulares, o del arte, la cultura y el deporte, provocan que la vulnerabilidad financiera les cause el doble de incertidumbre sobre su futuro.
Asimismo, el tercer grupo lo conforman los profesionales que están directamente o indirectamente en el frente, aquellos que ejercen actividades consideradas como esenciales en esta crisis. Son todos aquellos trabajos en la sanidad, la educación, la limpieza, la alimentación y su distribución, y la actividad del Estado. Mientras que su economía no se desestabiliza, su salud es la que está en riesgo debido a que la mayoría mantienen un contacto directo con el público. Entre las peores remuneradas, se encuentran aquellas profesiones en las que predominan las mujeres, sometidas a una intensificación de su trabajo.
El cuarto grupo lo componen los teletrabajadores, quienes son expuestos a un nuevo riesgo de hiperconectividad. Estas profesiones deben asegurar, en la distancia, la continuidad de su trabajo y prepararse para la reanudación del mismo.
Y finalmente, en el quinto y último grupo se encuentran las profesiones intermedias o profesionales cualificados, la mayoría con actividad parcial. Están protegidos del despido a corto plazo debido a su estatus. Sin embargo, sus dificultades para teletrabajar los expone a riesgos de alejamiento de la esfera profesional y de la sociedad.
Pero, independientemente del grupo al que pertenece cada uno, todos están trabajando, desde donde sea y como sea para ayudar a los demás y levantar la economía. Sois todos unos valientes… ¡Muchas gracias y mucho ánimo! Saldremos pronto de esta.
Puedes encontrar el artículo original en francés en este enlace.