Panamá y España comparten vínculos históricos, culturales y sociales por la indudable conexión que tienen en común a lo largo de cada etapa de la historia. En consecuencia, España reconoce a los países iberoamericanos acceso directo a muchos trámites migratorios por la relación que hubo y que todavía se mantiene entre España y América Latina.

Es por eso que en Panamá, España entra en la categoría de ‘países amigos’, una lista cerrada de países que tienen ventajas migratorias respecto a todos los demás. Entre éstas destaca la rapidez de la obtención de la residencia permanente, en torno a los 6 meses en comparación con los 2 años que se exigen a los nacionales de otros países, y el periodo de residencia a partir del cual se puede solicitar la naturalización, es decir, la obtención de la nacionalidad panameña.

Las autoridades panameñas aplican el régimen de reciprocidad en el régimen de adquisición de la nacionalidad panameña, esto significa que a los españoles residentes en Panamá se les aplicará lo mismo que a los panameños residentes en España: bastarán dos años de residencia permanente y legal para que los españoles que viven en Panamá puedan solicitar la nacionalidad panameña. Es importante que la residencia sea permanente, es decir, estar establecido en Panamá y no pasar largos períodos de tiempo en España (sin contar vacaciones o pequeñas visitas).

La doble nacionalidad supone muchas ventajas pero a menudo es común encontrarse con la obligación de renunciar a una nacionalidad para adquirir otra, al no existir Convenio de Doble Nacionalidad entre los países. Por suerte, esta condición no aplica entre España y Panamá. Entre estos países no existe Convenio de Doble Nacionalidad firmado pero por ser Panamá un país iberoamericano contemplado en la legislación española, supone que existe la posibilidad de obtener una nacionalidad sin renunciar a la primera y así poder disfrutar de las ventajas de tener ambos pasaportes.

Un artículo de Carolina Gimeno para CEXT.