Un momento...
30/08/2018
Era la década de los cincuenta cuando un boom petrolero acaparaba la atención mundial. Venezuela, un país cafetero hasta entonces, se convertiría en una de las naciones más importantes en producción y exportación del oro negro. No obstante, a 15 días en barco, la España madre de las américas, padecía las penurias de la libertad que llevaron al exilio a miles de españoles, entre ellos, un colectivo haría la diferencia en la inmigración, no solo por su idiosincrasia sino también por su riqueza cultural, lingüística y fuerza laboral, los gallegos.
Procedentes de Vigo o La Coruña partieron los nativos de aquellas tierras, ambos puertos españoles fueron un contemplar de la inmigración que hermanaría los sentimientos de cada joven a bordo de las naves marinas.
La pequeña Galicia en Caracas crecía, ya con miles de ellos en Venezuela surgiría una necesidad: avivar sus costumbres, relatar sus anécdotas, “fala en galego” (hablar en gallego), presentar a sus criollos (sus descendientes), rezar a la virgen de O Corpiño o compartir un pulpo. Todo ello llevó a que la mayoría de los gallegos se asentaran en municipios específicos para esos fines, La Candelaria y La Florida, pronto entre estos dos sectores se construiría La Hermandad Gallega.
La unión fortaleció los lazos
Una de las características que adoptaron los gallegos en la inmigración fue “hermandad” creada en el largo viaje, de igual forma, al estar en Venezuela tenderse una mano era natural, fue así como alcanzaron sus ideales de crecimiento. Ya para la década de los 60 existían tres centros importantes en la capital que eran, Lar Gallego, Centro Gallego y Casa Galicia, aun en la diferencia lograron converger en un objetivo y así formar el 12 de octubre de 1960 La Hermandad Gallega, fusión de los tres antiguos recintos antiguos, con domicilio en Mari Pérez.
Tras lograr este gran objetivo de agrupar todas las asociaciones gallegas en una comunidad hermanada, las ambiciones fueron creciendo, el trabajo era arduo pero muy grato. Las instalaciones de la Hermandad Gallega, que anteriormente eran de un club llamado Casa Blanca, se empezaron a remodelar, reproduciendo la arquitectura y diseño de la añorada Galicia de sus fundadores.
Como característica principal se puede apreciar el arte mampuesto que atinaron los constructores para dar un ambiente más acogedor y hacerles sentir como en casa. Las grandes columnas de piedra, material irreemplazable para un gallego, así como, la madera de Carballo. Con tan solo entrar se siente tranquilidad y frescura, una plaza con las estatuas de Santiago de Compostela, Simón Bolívar y Jesús crucificado resumen la vida de un inmigrante que nunca perdió su identidad.
Variedad de Servicios y Actividades
Roberto González, presidente de la “Hermandad Gallega” y también presidente de la Federación de Centros Españoles, relata que “en el club se imparten 27 actividades deportivas, además cuentan con un gimnasio, un recinto educativo como es el Colegio Castelao por donde han pasado más de 5 mil estudiantes, de igual manera, hace vida una discoteca y un teatro” añadió además que es una de las fortalezas de la hermandad “contar con lugar seguro, en el que muchos jóvenes puedan ir allí”.
Roberto, quien añadió que “no solo los jóvenes tiene sus espacios sino también los adultos mayores cuentan con un Centro de Día donde los atienden para que no estén solos en casa. Asimismo, hay varias fundaciones que complementan las actividades, como la Fundación hijos de la Estrada, Fundación hijos de Orense y Fundación hijos de Lalín”.
Con la ayuda de la Xunta de Galicia la Hermandad ha logrado expandir sus servicios, que a día de hoy van desde la oferta de servicio médico en todas sus especialidades a los más de 35 mil asociados incluyendo además odontología. Igualmente cuentan con un programa de distribución de medicinas a los socios más necesitados que cumplan con los parámetros requeridos.
Con respecto a los programas especiales que promueve la Xunta de Galicia a sus ciudadanos, Roberto cuenta que “nosotros recibimos los documentos, después de tener los recaudo lo enviamos y la Xunta se encarga de adjudicar a los beneficiarios, estos pueden ser para el programa de reencuentros que implican viajes de cierto tiempo a Galicia y también se adhieren programas a jóvenes para que vayan a España a perfeccionar las técnicas de danza folclórica gallega”
Por su parte, la Dirección General de Migración a través de su consejería en Caracas, provee de información a la Hermandad Gallega, para que ellos puedan difundir y orientar a todos los españoles sobre la asistencia sanitaria, gestiones económicas, atención al retornado, entre otros temas.
“Quizás una debilidad es que actualmente no tenemos formación en idioma gallego pero queremos que para un futuro si se pueda lograr, así como, deseamos mantener lo que tenemos, el trabajo en equipo y que cada día más seamos más gallegos, que puedan estar todos, ya que, el que viene no se va, esa es la experiencia que hemos tenido” indicó el presidente de la “Hermandad”.
Es importante resaltar que gran parte de la vida de los gallegos transcurre en esas instalaciones que un día soñaron sus abuelos, muchos encuentran el amor allí dentro, se casan en la capilla del club y sus hijos heredan la gracia de ser venezolanos con profundas raíces españolas-gallegas. Todo el que llegue siempre estará invitado a la pequeña Galicia de Caracas.