Un momento...
27/06/2019
“Hay que saber distinguir: una cosa es el pasado, los hechos reales, y otra la construcción mental que elaboramos en torno a esos hechos reales. Nuestra historia tiende a ser mitológica, extremadamente aglutinante en arquetipos y paradigmas. Por ejemplo, hablamos de la Colonia y nos olvidamos que duró más tiempo, en extensión, que el que llevamos de ser un México independiente. La Colonia empieza con la Conquista y concluye con la consumación de la Independencia; estamos hablando de tres siglos, de 1521 a 1821. Y por ejemplo, todo mundo dice “la Conquista de México se dio de un plumazo, el 13 de agosto de 1521”, mientras que esta no se completó a lo largo del dilatado Virreinato de la Nueva España, hasta fines del siglo XVIII.” – Guillermo Tovar de Teresa
A lo largo de los siglos, en México se ha construido el relato histórico de la Conquista y el periodo virreinal en blancos y negros, los buenos (pueblos prehispánicos) y los malos (españoles) pero se establece como narrativa oficial y nacionalista a partir del siglo XX en la educación básica, como parte de un movimiento artístico y cultural derivado de la Revolución Mexicana de 1917.
Esta construcción narrativa y política resulta en que la complejidad de 300 años de Virreinato, la vida cotidiana, los usos y costumbres, el lenguaje, el mestizaje, y la construcción de la identidad mexicana que corresponden a ésta época sean poco estudiados, y en muchos casos prácticamente desconocidos; pero fueron la pasión de uno de los más notables intelectuales mexicanos, Guillermo Tovar de Teresa, quien fue un niño prodigio, asesor de la Presidencia de la República en arte virreinal entre los 11 y los 14 años de edad y quien dedicaría toda la obra de su vida a intentar explorar los diferentes relatos de la historia mexicana, el papel que en ella tiene España, así como el arte que se produciría en estos tres siglos, siendo el principal promotor de la revalorización del arte virreinal.
A finales de 2018, la casa de Guillermo Tovar, así como su colección personal de arte fueron adquiridos por la Fundación Carlos Slim para establecerse como la tercera sede del Museo Soumaya, que se suma a su histórico primer espacio en Plaza Loreto, al sur de la Ciudad de México y al icónico recinto de Plaza Carso que se acerca ya una década de trabajo artístico y cultural.
Este museo se encuentra en el corazón de la colonia Roma, una casa que se construyó en el ocaso del porfiriato pero fue restaurada en su totalidad por el propio Tovar de Teresa y habitada por él mismo desde 1997 hasta su fallecimiento en 2013. Desde entonces su familia -que incluía al director de CONACULTA, luego Secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa- dedicó un esfuerzo importante a la elaboración de inventarios y valuación de la colección hasta que fue adquirida por la Fundación Carlos Slim en enero de 2018 y abierta al público como casa-museo.
Sobre este nuevo espacio tuve oportunidad de conversar con el Director del Museo Soumaya y Fundación Carlos Slim: Alfonso Miranda Márquez, quien nos compartió datos de la vida personal y de la valiosa colección que Guillermo Tovar fue seleccionando con el cuidado del erudito que era.
CEXT- ¿Cómo fue la vida de Guillermo Tovar de Teresa aquí?
Alfonso Miranda- Guillermo fue siempre muy celoso de sus espacios; muy generoso con su conocimiento pero no es que cualquiera pudiese entrar a esta casa y si entraba, no necesariamente conocía el 100% del universo de la casa. Por esta sala transitaron intelectuales, escritores, librepensadores, políticos, economistas, empresarios que siempre estaban al calor de éstas grandes discusiones de qué era México y el ser nacional. Ahora la vemos impecable pero en realidad era un tanto desordenada por la cantidad de libros, de fotografías, de provocaciones que permitían iniciar la discusión, el relato fundacional; ahora como eje rector de la sala tenemos una figura mítica que sin lugar a dudas representa en muchos sentidos las potencias del ser mexicano: el Pegaso.
Un ser híbrido, el caballo alado que con su coz pega a la tierra y brota el manantial, el agua de los dioses: eso somos como mexicanos, una herencia mesoamericana que pulsa vitalmente pero también una forma de pensar occidental, usos y costumbres, nuestras formas de saborear nuestra comida, de escuchar nuestra música, también tiene por supuesto éste eco de España y además ante un proceso como lo es 2019 de coordenada definitoria, 500 años del inicio de nuestra conquista, un proceso muy convulso que no tiene una herida cerrada, que se resignifica, que duele pero que al mismo tiempo no podemos quedarnos simplemente en esa visión doliente de un pueblo conquistado y un pueblo conquistador sino que en esta suma de potencias hoy México es el país que somos.
CEXT- ¿Cuánto tiempo les tomo la adecuación del espacio y las pequeñas o grandes restauraciones que hayan tenido que llevar a cabo para la apertura del museo?
Alfonso Miranda- Fueron prácticamente dos años los que trabajamos directamente con la familia Tovar, con Fernando Tovar y de Teresa, con sus hermanas, con su cuñada, con los sobrinos. Ha sido fascinante poder establecer una relación con la misma familia. Rafael Tovar y López Portillo ha sido un guía muy importante para el entendimiento del árbol genealógico, y Leonora Tovar y López Portillo (hijos de Rafael Tovar) para imaginar y reimaginar las recetas de familia que vamos a poder probar en unas cuantas semanas cuando inauguremos la cafetería Tres Abejas de Leonora Tovar.
CEXT- ¿Se podría decir que la línea –siempre los coleccionistas crean una línea sobre la cual van decidiendo qué adquieren- es la atención al detalle de la historia en cada uno de los objetos en el museo?
Alfonso Miranda- Sí, es entender la ideología que conforma el ser mexicano en momentos definitorios de trascendencia más allá de histórica, cultural, filosófica. Entendernos como mexicanos es una posibilidad a través de la colección de Guillermo Tovar de Teresa.
Para cerrar vale la pena mencionar que Guillermo Tovar, considerado un prodigio en su infancia, fue consejero de la Presidencia de la República entre los 11 y los 14 años de edad, asesorando especialmente en obra artística e historia del periodo virreinal, vivió siempre cerca de las fuentes primarias del conocimiento: bibliotecas, inventarios, archivos, fondos reservados, acervos públicos y personales, conocimiento que quedó plasmado en más de una veintena de libros capitales sobre la historia del Virreinato de la Nueva España y su preeminencia en la formación de la identidad mexicana. Fue también el cronista de la Ciudad de México y asesor en colecciones y exposiciones de gran cantidad de instituciones culturales.
Su colección personal, que se puede visitar en este nuevo museo, es también un pronunciamiento de su postura histórica envuelto en la forma de obras de artes plásticas y decorativas virreinales, barrocas y del Segundo Imperio Mexicano.
IMAGEN: Museo Soumaya
Un artículo de Gabriela Mosqueda