“Fue un día surrealista, es como si te dicen que hoy empieza la guerra. Me desperté, miré por la ventana y todo estaba como el día anterior, pero ya no era lo mismo”. Para Marco Floridia, un joven italiano residente en Londres desde hace nueve años, el resultado del Brexit ha cambiado su percepción del día a día. “Mi sensación es de amarezza (amargo) e impotencia por no haber podido votar. Ahora vuelvo a sentirme extranjero”, comenta apenado el milanés de 34 años que estaba empezando a crear una empresa de importación de cerveza artesanal italiana y española en la gran metrópoli inglesa.

La historia de Marco es la de tantos jóvenes inmigrantes que un buen día hicieron las maletas en busca de un futuro en Reino Unido, tierra de oportunidades desde hace muchos años -sobre todo, desde el inicio de la crisis económica-. Tras el referéndum del pasado 23 de junio, en el que el pueblo británico votó ‘no’ a permanecer en la Unión Europea, Marco tiene que reescribir el guión de su futuro: “No puedo pensar en crear una empresa de importación y exportación aquí. A corto plazo tengo que reinventarme y Londres es una ciudad donde puedes conseguirlo”.

Reino Unido tras el 23-J

Miedo e incertidumbre son dos de las palabras que más se escuchan en la ciudad en la que reside Marco y, por ende, en casi todo Reino Unido, a pesar de que el 51,9% de los británicos que acudieron a las urnas el día del histórico referéndum optaron por abandonar la Unión Europea.

En poco más de diez días, los acontecimientos políticos no cesan. A la dimisión del primer ministro británico David Cameron el día después del Brexit, se han unido la renuncia de Boris Johnson para competir y sucederle y la dimisión de Nigel Farage como líder del Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP). Además, las insinuaciones de Escocia para solicitar un nuevo referéndum en el que se vote por la permanencia o no en Reino Unido, o la posibilidad de que Irlanda del Norte, país en el que al igual que sus vecinos escoses la mayoría de los ciudadanos marcaron la casilla de remain (permanecer) en la Unión, pueda valorar su incorporación a Irlanda y así evitar los posibles problemas generados por su separación de la UE, no ha hecho otra cosa más que acrecentar el clima de inestabilidad política.

En lo que respecta a las consecuencias económicas del Brexit, está por ver los términos en los que Gran Bretaña va a negociar su salida de la Unión Europea. En cualquier caso, su ruptura estaría asociada a la firma de un nuevo tratado comercial en el que el Gobierno británico negocia en inferioridad por el tamaño de sus economías. Los aranceles supondrán toda una traba a las exportaciones, lo que unido al desmantelamiento de buena parte de la industria y a una probable inflación producida por el desplome de la libra, puede conllevar a que los británicos pierdan renta y poder adquisitivo.

Cómo afecta el Brexit a los expatriados españoles

Las islas británicas han sido desde hace tiempo uno de los destinos por antonomasia de miles de españoles que han ido a aprender o mejor su inglés o en busca de oportunidades laborales; se calcula que 200.000 españoles residen actualmente en Reino Unido.

Además de asegurarse de tener a mano el pasaporte para entrar y salir del Reino Unido, la principal consecuencia del Brexit para todos los expatriados españoles allí ubicados sería la imposición del permiso de residencia y de trabajo, pero todo depende de las negociaciones entre Londres y la Unión Europea. Es decir, si Reino Unido opta por adherirse al Espacio Económico Europeo sin formar parte de la UE, como ya han hecho otros países como Noruega, Islandia o Liechtenstein, se mantendría la libre circulación de trabajadores y no sería necesario tener un permiso de trabajo. Aunque si se negocia un acuerdo de asociación o libre comercio con la Unión, pero sin libre circulación de personas, los residentes españoles en Gran Bretaña necesitarían un visado y permiso de trabajo específico.

Para aquellos que decidan abandonar Reino Unido o que hayan estado cotizando durante meses u años allí, podrán recibir la prestación por desempleo o la pensión correspondiente si se llega a un acuerdo para que Gran Bretaña permanezca en el Espacio Económico Europeo o si se firma un acuerdo bilateral al respecto. El peor de los escenarios, que a su vez es el menos probable, podría darse si Reino Unido firmarse un acuerdo de asociación o de libre comercio en el que los Reglamentos Comunitarios dejarían de ser aplicables y habría que buscar una fórmula para que no se perdiera el tiempo cotizado.

¿Qué sucederá con los estudiantes Erasmus? Hay alrededor de 4.000 estudiantes españoles cursando una beca Erasmus en Reino Unido, siendo el cuarto destino favorito tras Italia, Alemania y Francia. Lo más probable es que cuando el país abandone la Unión Europea ya no sea posible cursar esta beca pero, según fuentes del Gobierno español, han garantizado la estancia para los estudiantes del curso 2016-2017.

Otro aspecto no menos importante es la cotización de la libra que, tras el 23 de junio, ha caído a mínimos históricos. En principio, esta rebaja encarecerá las exportaciones españolas en Reino Unido, pero probablemente se llegue también a un acuerdo de libre circulación de bienes y servicios como el tratado comercial que mantiene el Gobierno británico con Estados Unidos. En lo que conlleva al bolsillo del ciudadano español de a pie, les saldrá más caro comprar euros cuando viajen a España.

Todavía es pronto para saber con certeza las consecuencias reales del Brexit. Bruselas marcará los tiempos de la separación pero todo parece indicar que va a ser un proceso arduo e incierto. Mientras tanto, la vida en las islas británicas sigue, aunque el presente y futuro para todos los que allí residen puede que haya cambiado para siempre.

Un artículo de Juan Calleja para CEXT.