Experiencias

Dakar (Senegal)

Zaira Onaindia: “En Guinea-Bissau viven al día, en España vivimos en el mañana”

18/07/2019

Zaira Onaindia Rodríguez tiene 29 años y una intensa trayectoria vital fruto de sus experiencias en el extranjero. México, Holanda, Uruguay, Argentina y ahora Guinea-Bissau son algunas de las paradas de un camino al que todavía le quedan muchos pasos que dar y que se dibuja paralelo al trabajo en terreno y al mundo de la cooperación al desarrollo.

  

CEXT – ¿Cómo llegas a Guinea-Bissau y qué haces allí?

Zaira – Después de diversas experiencias en América Latina primero como voluntaria en varios países y después trabajando en mi proyecto final de máster y en el Instituto Universitario Centro Latinoamericano de Economía Humana, llegué a Bissau a finales de 2017 de la mano de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo, para trabajar en la oficina de UNICEF a través de un beca ONU. Empecé como técnica del programa de Salud, Nutrición y VIH/SIDA para dar apoyo al proyecto de Salud Comunitaria y desde febrero de este año formo parte del equipo de Agua, Saneamiento e Higiene como responsable de  Comunicación e Información. Además, soy parte del Task-Force de un nuevo programa para niñas adolescentes para elaborar documentos de orientación y hacer seguimiento de los informes de ejecución. Al principio de mi estancia tuve la posibilidad de viajar durante tres meses a todas las regiones del país, realizando entrevistas y asistiendo en primera persona a las intervenciones sanitarias en las áreas más aisladas para poder comprender mejor las necesidades de las personas. Esto me dio una buena perspectiva integral en torno a los desafíos infantiles en el país.

CEXT – ¿Cuáles son las mayores diferencias entre el estilo de vida guineano y el español?

Zaira – Existen muchas diferencias, aunque el contexto y las condiciones tampoco son comparables. Pero el ritmo de vida, por ejemplo, es completamente distinto. Partiendo del concepto de la puntualidad, porque en Guinea-Bissau todo empieza más tarde de lo previsto: desde reuniones de trabajo hasta eventos públicos o encuentros informales. Otra cuestión es que la privacidad en Guinea-Bissau casi no existe. Se trata de un país pequeño donde la mayoría de las personas se conocen y por eso el anonimato es sencillamente inconcebible. El occidental, aunque ya no tan desconocido sobre todo en la capital, es siempre un foco de atención para la población local, así que uno se siente siempre expuesto. La comunidad guineana es extremadamente familiar y cooperativa, para ellos los problemas son compartidos y tratan de buscar mecanismos para poder sobrellevarlos a diario. Comparten lo que tienen, aunque eso signifique tener menos para ellos, así que en Guinea-Bissau se vive al día  mientras que en España se vive en el mañana.

CEXT – ¿Cómo nos ven los guineanos?

Zaira – Ellos tienen el preconcepto de que la situación económica de todos los expatriados es igual: el blanco es rico, sea de donde sea y tenga la edad que tenga. Es evidente que cualquier persona expatriada que trabaja en este país tiene recursos económicos más favorables que la mayoría de los guineanos, pero nos perciben a todos como ricos. Pero también es verdad que de entre todos los expatriados que residen en Guinea-Bissau, los españoles se distinguen de otras nacionalidades. En general, los guineanos sienten simpatía por el pueblo español, debido a que hubo mucha cooperación española durante el período 2007-2011. Junto a Portugal, España fue el primer donante bilateral en el país y los guineanos siguen mostrando su agradecimiento. Además, nosotros tenemos más facilidad que personas de otras nacionalidades para aprender la lengua local y eso hace que nos perciban como más cercanos.

CEXT – ¿Qué has aprendido durante este tiempo en África?

Zaira – Ante todo, a valorar mucho más las necesidades básicas como el agua o la electricidad, porque en Guinea-Bissau los cortes de luz son frecuentes y hay falta de agua en muchos puntos del país. También he aprendido a ser más paciente, porque el ritmo del país y sus limitaciones pueden resultar agotadores. En el plano profesional, los procesos de discusión y decisión pueden resultar eternos y por eso he aprendido a ser persistente a la hora de impulsar mi trabajo para obtener resultados, siendo siempre tolerante con los factores externos. Esto se aplica también en la vida cotidiana, porque hay pocas cosas que se puedan prever o planear. Todo esto implica que he necesitado aprender a superarme cada día para afrontar las dificultades y evitar el desgaste físico y mental que suponen, haciendo un ejercicio clave conmigo misma para mantener la entereza y la convicción de que los sacrificios y el compromiso para estar aquí merecen la pena.

CEXT – ¿Qué te ha aportado hasta ahora el hecho de vivir en el extranjero?

Zaira – Lo mejor de vivir en el extranjero es el crecimiento personal en su sentido más amplio. Te impulsa a cuestionarte muchos aspectos de la vida, a reflexionar sobre asuntos que antes no pensabas que podían ser importantes, a ser más tolerante, a escuchar y escucharte, a ser consciente de las cosas que verdaderamente importan, a empatizar con muchas situaciones, a comunicarte y a descubrirte mientras descubres. Uno no es consciente de hasta dónde puede llegar y cuáles son sus verdaderos límites hasta que se enfrenta a situaciones diferentes a las que está acostumbrado.

CEXT – ¿Cuáles son tus planes para el futuro?

Zaira – En octubre toca despedirse de Bissau y aunque me entristezca el cierre de esta etapa, también siento que aprendí, exploré, trabajé, me esforcé, sentí y crecí muchísimo durante este período de mi vida. Por eso también siento que es un buen momento para cerrar este capítulo y enfrentarme al siguiente con entusiasmo. No sé cuál será el siguiente proyecto, ni en qué país, ni en qué tipo de trabajo, pero espero seguir vinculada al mundo de la cooperación al desarrollo, al trabajo humanitario y a la promoción de los derechos humanos. Ahora volveré a casa un tiempo para cargar energía y reflexionar un poco, porque cuando se está fuera durante mucho tiempo a veces se pierde la perspectiva de lo que realmente se quiere y es el contacto con lo conocido lo que hace más fácil pensar con calma en el futuro.

Una entrevista de Elena Touriño Lorenzo para CEXT

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