Dos años le han bastado a Urko Mateo Iribarren para sentirse en México como en su casa. Una beca del Gobierno Vasco fue la razón de su llegada y los mexicanos el motivo de que no quisiese irse. Ahora, muchas experiencias y unos cuantos chilaquiles después, está de vuelta en Euskadi para empezar de nuevo con la perspectiva de quien ha sabido construirse una vida en el otro lado del mundo.

 CEXT – ¿Cuándo llegas a México y por qué?

Urko – Mi primera experiencia en México fue en 2014, cuando me fui de intercambio a la ciudad de Querétaro. Quedé tan enamorado del país que tenía que volver, y volví hace dos años. Pasé el primer año en la Ciudad de México trabajando en la Delegación del Gobierno Vasco en el país como consultor en internacionalización y el siguiente en Celaya, en el estado de Guanajuato, en una filial de una empresa vasca, todo como parte de las becas Beint.

CEXT – ¿Cómo es la vida en el país?

Urko – Se puede decir que México y España se parecen mucho en cuanto al estilo de vida y supongo que la mayor diferencia radica en la velocidad. En México el concepto del tiempo es bastante abstracto porque un “ahorita” abarca un espacio de tiempo que va desde los cinco minutos hasta la eternidad. Todavía sigo esperando a amigos que llegaban “ahorita”. Allí se vive mucho más relajado y la gente se toma la vida con calma, lo que a veces puede llegar a desquiciar.

El país es enorme y paisajísticamente tiene de todo, la comida es una delicia y el idioma y las costumbres hacen que te integres fácilmente. En la capital todos los planes están a tu disposición, pero de entre todas las cosas que te pueden hacer amar un lugar, la que más importancia tiene es la gente y los mexicanos son la principal razón para amar México: te acogen, te ayudan y te hacen sentirte parte de su vida.

CEXT – ¿Por qué decidiste volver a España?

Urko – Al terminar la beca empecé a valorar seriamente seguir una temporada más por allí o volverme a casa a recargar pilas. Vivir fuera es una experiencia increíblemente enriquecedora, pero aun así se echa de menos a la familia y a tu gente. Después de mucha meditación decidí que aquella vida se había vuelto totalmente mi nueva zona de confort y que era hora de salir de ella.

CEXT – Ahora que ya estás de nuevo instalado en España, ¿qué crees que es lo mejor y lo peor de vivir fuera?

Urko – Es increíble la cantidad de experiencias que se viven y cómo avanza el desarrollo personal. Un día estás lleno de nervios en el aeropuerto y cuando te das cuenta has construido tu vida al otro lado del mundo. Haces amigos que se convierten en familia, tu mente se abre y cambias tu manera de ver las cosas, quieres aprovechar el tiempo al máximo y te sientes realmente libre, rodeado de gente con las mismas ganas de hacer cosas que tú. Lo peor es añorar tu casa, sobre todo en los días especiales como las fiestas de tu pueblo o la Navidad. Y la comida. Hay días que matarías por ese pincho del bar de debajo de tu casa.

CEXT – ¿Cómo se refleja eso ahora que has vuelto en la vida que haces en España?

Urko – Voy a utilizar el símil de la política porque en el País Vasco la vivimos muy intensamente. Es normal que los grupos de amigos tengan ideologías afines o al menos cercanas y el hecho de haber compartido mi etapa en México con gente con pensamientos totalmente diferentes y el haber podido discutir con ellos me ha hecho conocer otras formas de ver el mundo que no me había llegado a plantear. Vuelves a casa y observas que nada ha cambiado. Pero tú has cambiado y dejas de juzgar a quien piensa o siente diferente, y entonces tu mundo se convierte en un lugar mejor.

CEXT – ¿En qué aspectos te ha cambiado la experiencia de vivir fuera?

Urko – Supongo que en todos. Alejarte de todo lo conocido y adentrarte en una nueva vida te enseña mucho más que lo que habías aprendido hasta ese momento. De repente eres ese adulto que se saca las castañas del fuego, todas tus responsabilidades recaen en ti. Saber que todos los que alguna vez habías conocido están a medio mundo de distancia lo cambia todo, pero en vez de sentirte solo, te sientes fuerte y libre.

Una entrevista de Elena Touriño Lorenzo para CEXT