Experiencias

Madrid (España)

Rafa Torreras: “En Lisboa la tranquilidad lo impregna todo”

16/04/2019

Rafa Torreras (Córdoba, 1984) ha estado siempre reinventándose. Tras acabar Realización Audiovisual en 2006 y trabajar brevemente en Alemania, volvió a España para estudiar en la universidad. En 2007 comenzó Periodismo en la Universidad de Sevilla, que terminaría en 2012. Tras una SÉNECA en Tarragona, Rafa decidió mudarse a Lisboa, donde comenzó a trabajar en diferentes servicios de atención al cliente mientras se asentaba y comenzaba a trabajar como freelance. Desde 2017, Rafa Torreras es guía turístico para españoles en Lisboa, una ciudad que le ha cautivado y desde la que prepara un nuevo proyecto que mantiene en secreto.

CEXT – ¿Por qué decidiste emigrar a Portugal? ¿Qué hizo que decidieras Lisboa como destino?

Rafa – Fue una conjunción de factores: tras acabar la carrera en 2012, de vuelta a Córdoba y en plena crisis, tuve que ganarme la vida con trabajos menores (uno de mis ingresos fue posar desnudo para un escultor), y se me dieron las condiciones perfectas para probar aquí en Lisboa: contactos, alojamiento y bastantes ofertas de trabajo, aunque fuese precario (algo que en Córdoba apenas había en ese entonces).

CEXT – ¿Qué diferencias sustanciales has percibido entre vivir en Portugal y en España?

Rafa – Como un país lo conforman las personas que lo habitan, me centraré en los portugueses antes de hacer referencia a otras cuestiones más prácticas y cotidianas. Aunque somos pueblos Ibéricos, somos bastante diferentes. Generalizando bastante, se puede decir que Portugal carece de lo Mediterráneo, con esto me refiero a ese carácter abierto y sociable, festivo, que encontramos en los italianos, griegos y españoles (y que me perdonen mis amigos portugueses por decirles sosos, pero ellos mismos también lo reconocen).  Una característica importante es lo oblicuo de los discursos y las formalidades de los mismos. Aquí el «usted» es muy obligatorio aún, algo que choca con la informalidad española. Sin embargo, no quiero decir que tengan doble rasero ni nada de eso, los portugueses son personas muy amables y muy correctas, más parecidos a los ingleses. Mi teoría es que ellos han estado más en contacto con la cultura inglesa que con la mediterránea y, de hecho, Portugal e Inglaterra mantienen una alianza desde la edad media.

Otra cuestión que salta a la vista es la «tranquilidad» portuguesa: esto se puede comprobar en cualquier bar, supermercado o comercio en general. Un café puede demorar bastante, y es algo que los españoles no estamos muy acostumbrados. En la hostelería española se trabaja rápido y se exige esa rapidez. Aquí todo es mucho más calmado, algo que es muy bueno, siempre y cuando no tengas prisa, claro. Otra cuestión importante es que, a la hora de hacer tratos con los portugueses, siempre desde una mirada generalizada, es mejor tenerlo por escrito… porque «donde dije digo, digo Diego», ya me entiendes. Por supuesto que en España también ocurren estas situaciones, pero mi impresión, después de cinco años en Lisboa, es que es algo intrínsecamente cultural y arraigado. Si no está por escrito, digamos que el trato apalabrado es muy voluble y dúctil. Estas características dan lugar a un país en apariencia tranquilo, de personas amables pero lejanas en el trato… y a unas infraestructuras con los mismos rasgos.

Me explico, la burocracia portuguesa, como cualquier otra burocracia, es un monstruo, pero es un monstruo especialmente terrible (puedes preguntarle a cualquier persona): larguísimas colas, incompetencia generalizada de los funcionarios, opacidad en los trámites y procesos y situaciones de pescadillas que se muerden la cola. También la sanidad deja que desear: es un sistema de co-pago, es decir, se reducen los impuestos de la seguridad social de mi salario, pero cuando voy a urgencias o al médico de cabecera, también tengo que desembolsar… y encontramos las mismas situaciones: largas colas, incompetencia generalizada de los trabajadores… Igualmente para cambiar algo en un contrato con una compañía eléctrica o de aguas, etc, debes perder toda una mañana (o día completo), porque esa forma de organización lo impregna todo: la «tranquilidad» de la que hablaba anteriormente, pero oye, que son muy amables, y eso se agradece.

CEXT – En tu trabajo como guía trabajas fundamentalmente con turistas españoles, ¿qué es lo que más les asombra de la ciudad?

Rafa – Es difícil centrarse sólo en un aspecto, ya que hay muchas dimensiones en las que Lisboa es asombrosa, así que mencionaré las cuestiones más características:

Lisboa está asentada en el estuario del Tajo, un mar de aguas saladas y dulces al mismo tiempo que refleja la luz de una forma muy especial. La ciudad está asentada sobre varias colinas (tradicionalmente se dicen que son siete, pero son muchas más), lo que ofrece maravillosas vistas desde sus miradores.

Posee varios estilos arquitectónicos muy marcados: las callejuelas y rincones de Alfama y mourería que provienen de la etapa árabe y medieval contrastan notablemente con la disposición rectilínea de la Baixa Pombalina, al igual que la expansión que supusieron los barrios de Chiado, Bairro Alto o Rato, al estar en las cimas y valles de las colinas otorgan unas cualidades urbanísticas extrañas y muy visuales.

Lisboa tiene una historia plagada de leyendas y capítulos de todo tipo, en las que abundan  episodios muy negros, como un regicidio a principios de siglo XX; las maquinaciones de la masonería tras bastidores; ajusticiamientos brutales de una familia noble que conspiraba en contra del rey; el famoso terremoto de 1755 que afectó a toda Europa, pero que a Lisboa le afectó de manera especial (además del terremoto, la ciudad fue asolada por un tsunami e incendios que duraron varios días); matanzas masivas de judíos… podría seguir, pero creo que es suficiente.

Posee buena cantidad de arte urbano, artistas como Vhils o Bordalo II disponen sus maravillosas creaciones en muchas partes de la ciudad, y esto hace que lo antiguo y lo nuevo se den la mano, accesible a cualquier transeúnte. También tengo que mencionar la decadencia: es muy característico encontrar muchos edificios que se encuentran en un estado lamentable: fachadas derruidas, tejados destruidos, edificios completamente destartalados. Sin embargo, en los cinco años que llevo en la ciudad ha cambiado bastante, con el boom turístico se han iniciado obras de restauración en muchísimos de estos edificios, lo que ha provocado que ese encanto extraño de la decadencia sea cada vez menor.

CEXT – ¿Crees que Lisboa es tu destino definitivo? ¿Te gustaría probar en algún otro país?

Rafa – No creo que sea definitivo, como ya he comentado, la ciudad está cambiando bastante, cada vez hay más extranjeros, cada vez es más cara la vida, y la esencia de la Lisboa decadente y olvidada se está perdiendo cada vez más. Sin embargo, aún me encuentro a gusto en esta ciudad y pasarán años antes de buscar un nuevo destino.

CEXT – ¿Qué consejos le darías a otras personas que estuvieran planteándose emigrar a Lisboa?

Rafa – Que no busquen piso por las plataformas y webs de alquiler normal, el precio de la vivienda está llegando al absurdo. Funciona mejor el boca a boca y los grupos en redes sociales. También que no desesperen ante la burocracia, son muchos los papeles y documentos que se necesitan, aun siendo europeo, para asentarte aquí, pero si se conoce el orden y los pasos a seguir juegas con ventaja y te ahorra más de un disgusto. Y, por último, que salgan a pasear siempre que puedan, Lisboa se redescubre todos los días.

CEXT – ¿Qué más echas de menos de España? ¿Te planteas volver?

Rafa – En la dimensión práctica, y como ya he dejado caer, a nivel de infraestructuras se echa de menos la seguridad social española y la agilidad en los trámites. En otros aspectos, también se echa de menos a la familia y a los amigos de siempre. Como se dice aquí, «estou com saudade», que significa que siento una especie de melancolía, pero al mismo tiempo alegre, al acordarme de las personas. Aunque claro, debo decir que estoy a cinco horas de Córdoba, y que las nuevas tecnologías permiten que el contacto con las personas que aprecias sea continuo, así que ya no hay tanto drama con estas situaciones. Por ahora no me planteo volver a España, estoy desarrollando un proyecto (aún secreto) en esta ciudad, y como ya comenté anteriormente, me queda Lisboa para rato.

Una entrevista de Pablo Herrera para CEXT

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