Cultura

Edimburgo (Reino Unido)

Ana González: “Soy muy consciente de mi condición de emigrante”

15/02/2019

Ana González Chouciño (La Coruña, 1981) reside en Edimburgo y es asistente de la galería de arte Alpha Art y comisaria y co-directora del espacio artístico Interview Room 11. Además, colabora para la revista Brit Es Magazine. Ana es una persona de múltiples talentos, con un gusto y una delicadeza únicas y exquisitas para comisariar exposiciones y divulgar el arte a través de sus palabras. A pesar de esto, y de haber ayudado a múltiples artistas gallegos a exponer su arte en Edimburgo y a rescatar del olvido zonas y edificios de la ciudad que incluso los escoceses desconocían, hacerse un hueco en el sector que le apasiona no le ha sido fácil. Esta gallega afincada en Edimburgo, ha tenido que pasar por dos títulos universitarios y casi 20 años de experiencia para conseguir su primer trabajo decentemente remunerado en el mundo del arte. En esta entrevista, conversa con CEXT sobre la situación del mercado laboral en esta industria, su trabajo como comisaria de arte en Edimburgo y su visión personal de temas como la crianza y la inmigración.

CEXT – Decidiste mudarte a Edimburgo por la precariedad de tu trabajo en el museo en el que trabajabas. ¿Ha mejorado tu situación en Edimburgo?

Ana – Cuando me mudé a Escocia en 2010 ni siquiera trabajaba ya en ese museo. Después de varios años en una situación muy precaria, con métodos de contratación ilegales, me vi en la calle y empecé a trabajar como azafata en un centro cultural. Pensé que para esto, mejor intentarlo fuera. Mi situación mejoró nada más llegar. Aunque empecé con trabajos no especializados, las condiciones y los sueldos eran mucho más decentes que lo que había vivido en España. También me parecía muy justo empezar a un nivel más bajo que mi formación, ya que no dominaba el idioma. A pesar de que los sueldos y las condiciones siempre han sido mejores que en España, también tengo que decir que para mí no ha sido fácil encontrar un trabajo acorde con mi formación y mi experiencia. Esto lo he conseguido recientemente, cuando empecé a trabajar en una galería de arte contemporáneo.

CEXT – Has realizado estudios relacionados con el arte en España y en Escocia, ¿en qué país consideras que tienen más salida?

Ana. – Estudié Historia del arte en España y un máster en comisariado en Edimburgo. Aunque la enseñanza ha sido igual de buena en los dos países, las salidas en España me parecen más limitadas. Muchos de los licenciados acaban trabajando en el sector servicios y los que lo siguen intentando, tienen que luchar contra viento y marea para hacerse un hueco. Las salidas más obvias en España para un historiador del arte son opositar o ser guía en un museo. Creo que esto se debe también a la falta de asignaturas prácticas durante la carrera, que ayudarían a dar una visión más clara del contexto. Durante la carrera apenas se habla de todos los profesionales que hay en los museos detrás de una exposición. De todas maneras, la mayoría de los profesionales que consiguen dedicarse a la organización de exposiciones suelen tener condiciones muy precarias, dependiendo continuamente de convocatorias y subvenciones que dificultan lograr una estabilidad profesional.

CEXT – ¿Es Escocia un buen destino para alguien que quiera dedicarse a ser comisario de arte? ¿Se puede vivir de ello?

Ana – Escocia es un buen destino para sacar adelante proyectos, lo que no significa que sea fácil vivir de ellos (al menos yo no lo he conseguido). Es relativamente fácil crear una organización sin ánimo de lucro, por ejemplo, y gracias a esto, disfrutar de ciertas ventajas, como conseguir espacios o poder solicitar ciertas subvenciones. Hay más facilidades respecto a España, pero sigue siendo complicado llegar a conseguir un sueldo en esta clase de proyectos. En cuanto a otros tipos de trabajo, en instituciones más grandes, o en festivales, hay más oferta pero también mucha gente que tras haber estudiado arte en Edimburgo intentando conseguir estos puestos. La verdad es que no tengo demasiado claro cual es un buen destino para el comisariado de arte.

CEXT – Tu trabajo con Interview Room 11 se ha centrado en traer artistas españoles, sobre todo de Galicia, a realizar intervenciones artísticas en Edimburgo. ¿qué destacarías de esa interacción artística entre ambas culturas y sociedades?

Ana – Las visitas a estos artistas siempre han sido bastante cortas, de una semana o dos. Pero siempre hubo un largo proceso de investigación previo. La única premisa que les ponía es que deberían hacer algo relacionado con el contexto más próximo a la galería. Así, alguno de los proyectos se centraron en Argyle House, el edificio brutalista en el que tuvimos nuestro primer espacio, en el interior de un edificio tan emblemático como el Summerhall, en los alrededores del centro comercial Ocean Terminal, en St Andrews Square o en el puerto de Leith. Este contexto tan concreto ayudó a que los vecinos se sintieran identificados con cada proyecto. A partir de aquí el diálogo fluía muy fácilmente. En algunas ocasiones, algunos de los artistas han conseguido incluso llamar la atención sobre una zona olvidada por parte de la sociedad escocesa. Carme Nogueira, por ejemplo, rescató la historia de una edificación muy próxima a Ocean Terminal, que había sido catalogada como de interés histórico pero que estaba a punto de ser demolida. Este edificio era el último resto de un astillero y funcionaba como una galería de arte, pero muy pocos vecinos conocían su importancia histórica. A partir de ahí, se convocaron varias reuniones para salvarlo. Por supuesto, cada proyecto ha ayudado tanto a los artistas invitados como a mí a conocer mejor Edimburgo, pero en algunas ocasiones también han ayudado a los propios escoceses a profundizar un poco más en su historia. Además de esto, por supuesto, se han establecido lazos entre los artistas invitados y la comunidad cultural de Edimburgo, lo que siempre puede facilitar nuevas colaboraciones en el futuro

CEXT – ¿Cómo ha sido el apoyo de las instituciones españolas y escocesas para la realización de esas exhibiciones?

Ana – Las exposiciones que he realizado no hubieran sido imposibles sin el apoyo de Acción Cultural Española y la Embajada de España en Reino Unido. He tenido la suerte de conseguir varias subvenciones para el programa de movilidad de artistas españoles y esto me ha permitido conseguir una continuidad en un proyecto que poco a poco ha ido cogiendo forma. Hasta seis artistas españoles han venido a Edimburgo y todos ellos han creado un proyecto específico relacionado con una parte de Edimburgo poco conocida. También he tenido mucho apoyo por parte del consulado de Edimburgo, sobre todo con el que fue cónsul durante varios años, Miguel Utray, que aunque no tenía potestad para ayudarnos económicamente, nos apoyó en todo momento publicitando nuestros eventos y acudiendo a ellos.

CEXT – ¿Cómo ha reaccionado el público escocés ante las exposiciones que has organizado?

Ana – Como ya he dicho antes, la temática de las exposiciones, relacionadas con lugares muy concretos de Edimburgo, ayudaba a que el público mostrase mucho interés por las exposiciones, incluso el público no especializado. Para mi esto es muy importante, ya que mi objetivo no solo era que estas exposiciones tuviesen que ver con el contexto, sino que conectaran con él. Que los vecinos se pasen y pregunten creo que ha sido uno de los grandes logros. Una de las exposiciones que más consiguieron conectar fue la de Tono Carbajo. Este artista modificó un mapa del barrio de Leith, convirtiéndolo en una mezcla de realidad y ficción, y lo colgó en la galería, esta vez situada en el centro comercial de Ocean Terminal. Este local, cedido de forma gratuita, era especialmente complicado, porque al tratarse de de un centro dedicado a las compras, una galería de arte sin fines comerciales era algo totalmente inesperado y que la gente no acababa de entender. Pero este mapa se convirtió en un enlace directo con el público. La gente entraba, reconocía el barrio de Leith, pero al mismo tiempo encontraba algo extraño en él. Al final se atrevía a preguntar y finalmente acababa buscando su casa en el mapa y contándome su historia. Tono también colocó pequeñas casitas de madera en los alrededores del centro comercial. En cada casita había una frase con un deseo de alguno de los vecinos. La gente se acercaba, los niños jugaban alrededor e incluso los guardias de seguridad del centro comercial se acercaron para saber más sobre estas casitas.

CEXT – Hace 5 años fuiste madre. ¿Has podido conciliar tu vida laboral y familiar mejor que si hubieras estado en España?

Ana – Pues no, sobre todo porque no tengo el apoyo familiar que hubiese tenido en España. Las guarderías son extremadamente caras, lo que muchas veces lleva a que las mujeres decidan no trabajar durante los primeros tres años, porque realmente no compensa. Eso es lo que hice yo, aunque al mismo tiempo intentaba sacar adelante la galería, junto al resto de mis compañeros. Fueron años agotadores en los que me llevaba a mi hijo Xurxo a cada una de las reuniones, o incluso a los montajes. Lo que sí me gusta en esta ciudad es la gran cantidad de iniciativas sociales que echan una mano con la crianza. Muchas iglesias, por ejemplo, ofrecen grupos de juego unas dos horas a la semana. Mientras los niños juegan, los padres y madres pueden tomar un café y charlar un rato (lo que es importantísimo) por apenas una libra. También hay instituciones que ofrecen servicios de guarderías por unas horas a la semana, por ejemplo el parlamento. Todo esto hacía mi día a día mucho más llevadero, porque sobre todo lo que se necesita es socializar con otros padres y madres, poder contar tus preocupaciones e incluso encontrar soluciones. Tras cinco años he encontrado un apoyo importantísimo en otros padres. Nos organizamos para recoger a los pequeños cuando alguno de nosotros trabaja. Puedo decir que he entendido completamente el significado de lo que algunos llaman la ‘tribu’. Para mi hubiera sido imposible criar a mi hijo sin este apoyo práctico y emocional en el que se han convertido otras familias.

CEXT – ¿Cómo ha sido tu experiencia como inmigrante en Escocia?

Ana – Soy muy consciente de mi condición de emigrante, lo que, para empezar, me hizo reflexionar mucho sobre la emigración de mis abuelos a Argentina. Se que ellos han pasado muchas más dificultades, que han tenido que pasar años sin ver a su familia mientras yo vuelvo a casa al menos un par de veces al año. Las nuevas tecnologías también lo hacen todo mucho más fácil, y la comunicación con mi familia es constante. De todas maneras, a pesar de que aquí siempre me han tratado bien, soy consciente de que no pertenezco a este lugar, de que los lazos al sitio en el que nací y a mi familia son todavía mucho más fuertes de lo que pensaba. Lo curioso, y se que esto nos pasa a muchos emigrantes, es que en el momento de volver a nuestro país, la sensación de desarraigo sigue con nosotros. No pertenecemos del todo ni aquí ni allí; leí hace tiempo que el ideal para nosotros sería una ciudad “collage”, con gente y lugares de ambos países. La consciencia de que soy emigrante se ha acentuado mucho más desde que he tenido a mi hijo. He entendido la importancia de los abuelos, de la identidad asociada a un lugar. Y por eso siempre intento hablarle en gallego y mi pareja en catalán, porque queremos que Galicia y Cataluña sean parte de su crecimiento.

CEXT – ¿Qué te ha aportado tu paso por Escocia a nivel personal y profesional?

Ana – A nivel personal, me ha aportado una nueva familia: mi pareja y padre de mi hijo, y Xurxo. Es curioso como al formar una nueva familia se hace más presente que nunca la que hemos dejado atrás. Me ha aportado también muchísimos amigos a los que también llamo familia, muchos de ellos gallegos. Llegué aquí con la idea de que quería sumergirme totalmente en esta nueva cultura, rodearme de escoceses e intentar huir de amigos españoles. Pero una vez aquí estos amigos han sido esenciales para mí; no se trata de venirse a estudiar inglés tres meses, se trata de empezar una nueva vida en un lugar totalmente ajeno. Rodearme de gente con la que me siento arropada, con el mismo idioma, con el mismo sentido del humor, ha sido esencial para empezar a construir esta nueva vida. Profesionalmente, me ha dado la oportunidad de crear una galería de arte con un grupo de personas que se han convertido en amigos, me ha dado la increíble oportunidad de traer artistas gallegos e intentar darles visibilidad. Y desde hace muy poco, me ha dado un trabajo remunerado en el sector artístico, lo que ya estaba empezando a dar por imposible. CEXT – ¿Crees que si volvieras ahora a Galicia o a otra parte del estado español tendrías más posibilidades de encontrar un puesto de trabajo en tu sector?

Ana- No lo creo, aunque es verdad que tampoco lo he intentado. Ahora ya no soy yo sola, somos tres, y tenemos que encontrar el mejor balance para que los tres podamos desarrollarnos, profesional y personalmente. Imagen: Roberto González Fernández

 

Una entrevista de Noelia Martínez para CEXT

 

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