Un momento...
30/06/2020
La situación relacionada con la evolución del virus en Portugal a finales de junio parece haber dado un fuerte cambio de timón: lejos queda allá el “milagro portugués”, cuando el país parecía resistir al Covid-19 y todo se encontraba bajo control.
De hecho, a un día para que se reabra la frontera entre España y Portugal –prevista para el 1 de julio con la presencia de los presidentes de ambos países y sus jefes de Estado-, el primer ministro portugués declaró la semana pasada el estado de alerta (el más leve) en todo el territorio nacional, mientras que a partir de mañana se mantiene el estado de calamidad en 19 de las 118 “freguesias” (barrios o pedanías) del área metropolitana Lisboa. Dichas “freguesias”, en los municipios de Sintra, Amadora, Odivelas y Santa Clara de Lisboa, son aquellas donde el ratio de contagios se ha mantenido más elevado.
Antes del anuncio del presidente del Gobierno ya se había anunciado la cancelación de los mercados callejeros más significativos de la capital como las feiras da Ladra, do Relógio y das Galinheiras, antes suspendidos entre marzo y mayo coincidiendo con el confinamiento. Esta medida se suma a la llamada al deber cívico de recogimiento de la ciudadanía para reducir las interacciones sociales al mínimo y las salidas de casa a situaciones de primera necesidad.
Así, esta es la situación en que queda el país a partir del 1 de julio:
Además, en toda el área metropolitana de Lisboa se aplican las siguientes medidas:
El grado más restrictivo, correspondiente al estado de calamidad, implica:
Tal y como se estableció durante el estado de alarma y las medidas de desescalada, pasados 15 días se volverá a reevaluar la situación para determinar si es preciso tomar nuevas medidas
Conviene recordar que Portugal es uno de los países donde más pruebas se han llevado a cabo, aunque de un tiempo a esta parte se descarta que el elevado número de contagios confirmados se deba a un mayor número de pruebas realizadas; sin embargo, sí que se ha apreciado un impacto mayor de la pandemia en los barrios más desfavorecidos del país, concentrados en la región de Lisboa, que a su vez contiene a un tercio de la población nacional.
El primer ministro, no obstante, hace hincapié en que la curva de casos ha aumentado, pero dentro de lo previsible, así como el número de recuperados. Por eso espera que con las medidas que arrancan el 1 de julio la curva se aplane y el país pueda encarar la ansiada Nueva Normalidad ahora que la temporada turística, sector fundamental para la economía portuguesa, ya se da por perdida.
Un artículo de Jose Alberto Arias para CEXT