«Dejé de lado mi carrera de ejecutivo de marketing para empezar desde abajo en una cocina». Así empieza la historia de Miguel Martín, un emprendedor que un día decidió cumplir un sueño y abrir Pikoteo, un tapas bar de comida española en Amsterdam. Con este establecimiento, el chef madrileño pretende mejorar la imagen de la comida española en Holanda y darle un toque de modernidad. «Hacemos una comida enraizada en España y el Mediterráneo, pero con una visión global fruto de mi experiencia personal tras vivir en países como China, Indonesia o Alemania», argumenta el nuevo empresario español desde su restaurante en la capital de Países Bajos.

Entre su variada oferta culinaria, los platos que más gustan a los clientes holandeses de Pikoteo son la tortilla de patata deconstruida, el curry rojo de rabo de toro o el bacalao al pil pil de cardamomo. Propuestas que poco tienen que ver con la paella o el estilo más convencional y que quieren aportar frescura e innovación con productos también de alta calidad. «El holandés medio no es una persona culta gastronómicamente hablando y tiene un gran desconocimiento de producto y de cocina», asegura Miguel Martín.

Como empresario, este joven madrileño cree que la visión de nuestro país y su comida en Holanda «sigue siendo la de una opción barata, pero que les retrotrae a sus vacaciones, lo cual les encanta». En cuanto a la comunidad emigrante española en el país, coincide en que «es cada vez más grande y está, por lo general, dividida en dos grupos», explica el dueño del ‘tapas bar’. Por un lado, hay profesionales que han emigrado por una oferta de trabajo y, por otro, aquéllos que llegan al país en busca de una mejor calidad de vida y de un trabajo. Independientemente de cuál sea el motivo de la expatriación, «somos gente trabajadora y fácil para la convivencia; la gente en Holanda nos valora por ello y estamos bien ‘vistos’». «Aquí, si demuestras que trabajas duro, el cielo es el límite», concluye el chef español.