Ciudadanía

Algeciras (España)

9 estrategias para controlar tus emociones cuando tienes que emigrar

13/09/2017

Muchas veces las cosas no son tan fáciles como esperamos, y algunos acontecimientos pueden realmente entristecernos. Por ello, hoy hemos decidido dedicar este artículo a todas aquellas emociones con las que nos encontramos cuando se trata de emigrar y te ayudaremos a manejarlas.

Una vez que has decidido marcharte del país en el cual te encuentras, el mar de decisiones continúa. Pues, debes continuar ejecutando acciones, agilizar documentos, visualizar costos, entre otros.

No obstante, la parte más dura puede ser la sensación de poca certeza que existe ante el futuro incierto, así como las emociones entrecruzadas que no sabes cómo explicar. No sabes cómo ordenar toda una vida en un par de maletas.

Emociones y actitudes cuando emigras

1. Flexibilidad mental: Esta es la actitud que debe definirte de ahora en adelante, pues recuerda que irás a un sitio en el cual todo funciona diferente a la manera que lo has vivido hasta ahora. Todas las verdades que te han acompañado hasta el momento antes de salir de tu país pueden derrumbarse ante lo que encontrarás en otra parte.

Por ello, es importante que escuches a las demás personas, así no compartes su punto de vista. Trata de ser empático, y en lugar de vivir bajo prejuicios –los cuales debes abandonar totalmente-, enfócate en aprender lo más que pueda de esa nueva cultura a la cual te sumas ahora a convivir.

2. Temor: es normal sentirlo, pero también es necesario que el deseo por conocer algo nuevo sea mayor que este, ya que el miedo es una emoción que no te ayudará en mucho.

De hecho, la mayoría de los temores que te planteas ante situaciones imaginarías que podrían ocurrir y que consideras amenazantes, tal vez nunca ocurran; es decir, sólo estarías generando estrés sin necesidad. Sí es importante estar atento en un territorio que no se conoce, pero confía en tu intuición y en tu sentido común más que en tus temores y verás cómo puedes salir adelante.

3. Sé paciente: recuerda que cada día enfrentarás situaciones en las que las cosas funcionan de manera distinta a como funcionaban en el país del cual partes, y estas cosas simplemente no las puedes controlar; son nuevas reglas, nuevos códigos, nuevas formas de desenvolverte.

Así que la recomendación es tomar una bocanada de aire, respirar profundo y aceptar lo que ocurre, trata de aprender lo más que puedas para que te adaptes de manera rápida.

4. Mantén equilibrio: especialmente en lo que concierne a las expectativas y la realidad. Aunque lo ideal es esperar que ocurran las mejores cosas, recuerda que también pueden acontecer situaciones inesperadas que pueden causar malestar.

Por ello, para no sentir tanto dolor, lo mejor es prepararse para superar las dificultades, sin caer en ilusiones. Planifica tus días en base a lo real, y deja que las demás cosas fluyan a su propio ritmo, sin ejercer presión.

 5. Disposición: para conocer nuevos sitios, familias, personas, para crear nuevos lazos de amistad. Siempre siguiendo tu instinto, por supuesto; pero, sin cerrarte a vivir experiencias que pueden ser gratificantes y enriquecedoras.

6. Conoce nuevas personas: date la oportunidad de socializar con otras personas de diferentes ciudadanías. Sabemos lo grandioso que resulta encontrarnos con personas de nuestro país de origen, sobre todo por compartir el mismo sistema de costumbres y de entender la vida.

Sin embargo, regálate la oportunidad de conocer personas de otras culturas, y aprender también de ellos. Verás que puedes llegar a contar personas maravillosas que estarán dispuestas a darte apoyo emocional cuando lo necesites.

7. Toma las precauciones necesarias: en cuanto a las diferencias de temperatura, horario para dormir y alimentarte, altura, presión, entre otras, a las cuales estarás sometido. Lleva contigo protector solar, o ropa especial para el frío –dependiendo de la situación-, e hidrátate lo suficiente.

8. Conserva una buena alimentación: lo cual te ayudará a hacerle frente a los cambios, evade las comidas que no sean nutritivas, sino que sean chatarra, y ejercítate. Esto te ayudará a disminuir la tensión y la ansiedad.

Asimismo, recuerda descansar suficiente tiempo, ya que esto es indispensable para que mantengas una buena salud.

9. Aprende a reír: quizás al principio extrañes todas aquellas cosas y personas con las cuales te sentías bien, y que eran parte de tu vida. Por ello, debes aprender a reír nuevamente, y encontrar nuevos motivos para sentir felicidad.

Hay quienes dicen que no pertenecemos a un lugar en específico, sin embargo, claramente formaremos lazos en aquel lugar en el cual hayamos pasado más tiempo de nuestras vidas.

Tal como es leído, es normal sentir todas esas emociones que te hemos descrito, la idea es aprender a manejarlas, aceptar las cosas que no podemos controlar y adaptarnos al nuevo estilo de vida.

Recuerda aprender lo más que puedas del sitio al cual vas, siéntate en un parque y observa a las demás personas, fíjate cómo funciona el transporte, identifica cuáles son los canales de noticias locales, los diarios de la región, la comida que compran las personas del lugar.

Siendo atento a esto poco a poco lo incorporarás a tu rutina y también podrás ahorrar algo de dinero. Pues, si vas para quedarte un rato, ya sabrás que no puedes todo el tiempo hacer los gastos como si fueses turista.

Ten presente que ser agradecido y humilde son dos cualidades que serán muy útiles, ya que en un nuevo sitio no puedes llegar creyendo que te las sabes todas.

No te preocupes si al principio es duro, poco a poco te irás adaptando. Sin embargo, puedes llevar contigo una pequeña caja emocional que te ayudará a recordar tus raíces y sentirte siempre como en casa. En ella puedes colocar tus fotos preferidas, libros o cartas de familiares y amigos.

Con la actitud correcta, y los deseos de alcanzar los objetivos que te has trazado, podrás hacer tu estancia mucho más ligera y cumplir todo lo que te has propuesto. Pues, para eso vivimos, para aprender y enriquecernos de nuevas experiencias.

Un artículo de Edith Gómez para Cext.

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