Experiencias

En todas partes (En todas partes)

“Soy migrante porque quiero y me gusta”

13/04/2016

Primer artículo de la serie especial de “Historias de Migrantes” para celebrar la realización del Fórum Social Mundial de las Migraciones en São Paulo.

“Detrás de mi casa hay tres montañas. Una se distingue porque tiene forma de corazón. Yo soy originalmente de Agato, por donde pasa la rayita del corazón”. Así es como Diana Maritza Morales habla de su tierra natal, situada en el norte de Ecuador.

Esta indígena migrante de 30 años se presenta como Mari. Así es como la llama su familia. “Mi hermana me llama Mariposa porque dice que siempre estoy alegre y que me visto con muchos colores”, explica.

Mari y su familia pertenecen a la etnia Otavalo. Sus ropas bordadas y su largo pelo recogido en una trenza ya insinúan esta pertenencia a un pueblo originario. El término originario indica su prioridad en la ocupación del territorio americano, mucho antes de la llegada de los europeos.

Actualmente, Mari vive en São Paulo (Brasil), concretamente en el barrio de Santa Ifigênia, uno de los centros comerciales más importantes de la capital. Aquí comparte rutina con otros miembros de su comunidad. Pero el único de su familia que está en São Paulo es su hermano. “Mi hermano siempre me habla en quichua y yo le respondo en español”, cuenta.

La comunidad Otavalo que vive en São Paulo mantiene muchas de sus costumbres, pero también ha perdido otras. “En Otavalo siempre me vestía así (con las ropas típicas) pero aquí solo lo hago los domingos para ir a misa”, explica Mari. Ella también cuenta que en Otavalo no solía tomar baño los lunes ni los jueves por ser un día dedicado a los muertos. “Esos días los llamamos el ‘día de nuestra alma’. No nos podemos bañar porque cuando el alma sube al cielo, se pega en la espalda. Si nos bañamos, nos estamos quitando al muerto”. Pero Mari no ha podido mantener esta tradición en São Paulo. “Aquí hace mucho calor, tengo que bañarme tres veces al día”, explica riéndose.

Mari se ha acostumbrado a estar lejos de su tierra y costumbres. Ya vivió en Colombia, Chile y Uruguay. Ella es una migrante por naturaleza y por propia elección. “Echar raíces para mí es muy difícil. Prefiero viajar y conocer. Soy migrante porque quiero y me gusta”, afirma sonriente.

Durante toda su vida, esta Mariposa y su familia se han dedicado a la artesanía. Vestidos, pulseras, tiaras y blusas con bordados son algunas de las maravillas que salen de sus manos. Mari vende donde puede. “Tengo una credencial de artesanía, por eso puedo ponerme a vender en casi todos los lugares. Antes la policía me veía y me levantaba el puesto”.

Como migrante, lo que más le preocupa es el racismo y la xenofobia. “El racismo es lo que más miedo me da. Afortunadamente no he sufrido mucho, pero rezo para que continúe así”.

A pesar de estar lejos de su familia y ser víctima potencial de la xenofobia, Mari está feliz. “São Paulo me gusta. Si quiero ver flores y árboles, me voy a un parquecito y me quedo un rato sentada pensando en cómo estará Agato”. Mari echa de menos su montaña en forma de corazón pero, al fin y al cabo, es una migrante “por naturaleza”.

Fotografía: Diana Maritza

 

Un artículo de Ana Abril para CEXT

  • hace 8 años

    […] Historias de vida: “Soy migrante porque quiero y me gusta” […]

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