Miguel Oliveras es un fotógrafo madrileño que llegó a Berlín en 2009. Tras superar un periodo «complicado» en la capital germana y un intento fallido de volver a Madrid, decidió que era el momento de poner en marcha su propio negocio en Alemania. El emprendedor fundó Wie Gott, una importadora de productos extremeños, y después abrió el bar de tapas Jamón Jamón junto a su socia alemana, Lisa Stüve.

Con Jamón Jamón, situado en el vanguardista barrio de Neükoln, este emprendedor trata de acercar a los alemanes la cultura española a través de dos sentidos: el gusto, con platos típicos extremeños que conoce «a la perfección» por sus raíces extremeñas; y la vista, con la proyección de películas de cine español que, asegura, tienen una acogida «bastante positiva» entre el público alemán.

A la hora de hacer negocios en Alemania, Olivera destaca lo «fácil» que resulta operar con alemanes. «Nosotros, más que clientes, nos hacemos amigos a la hora de trabajar con un restaurante o una tienda nueva” ya que para poder comercializar productos en este mercado es necesario crear una atmósfera de gran confianza entre comprador y vendedor. Del otro lado, apunta que hacer negocios con extremeños «no resulta tan fácil» porque “en muchas ocasiones, no cuentan con una red de exportación o de logística preparada para ello», explica el madrileño.

Como emprendedor en Berlín, Olivera detecta una clara diferencia respecto a España: «Aquí ayudan mucho más y se ve que hay más facilidades para apoyar una idea». Además, cree firmemente que poner en marcha un negocio en Alemania tiene una gran ventaja frente a España: «Los autónomos pagan en función de los que ganan, no hay una cuota mensual». «Aquí, primero vamos a trabajar y luego ya veremos qué has hecho para pedirte cuentas», argumenta el joven empresario.