Los inmigrantes que multiplicaron la población de Buenos Aires en la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX no solo trajeron en los barcos maletas, apellidos, expresiones o comidas típicas. También se trajeron sus costumbres y las implantaron en Argentina para sentirse a ratos como si nunca se hubieran marchado. Algunas, con el paso del tiempo, se han ido perdiendo pero hoy, aunque su origen venga de allende los mares, la capital se enorgullece de reivindicarlas como insignias propias dentro del mosaico cultural que es en realidad Buenos Aires. Una de ellas es la del copetín porteño o lo que es lo mismo, el hábito, muy mediterráneo, de tomar algo en un bar, a modo de aperitivo antes de comer o a la salida del trabajo.

Con el apoyo de unos setenta bares y cafés de la ciudad, el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires ha declarado esta semana como la del “Copetín porteño”, un hábito que, si bien se mantiene muy vivo en la cultura y la economía porteña, se pierde un poco en el ajetreo de la ciudad y en la imposición de otras modas como los afterwork en locales tipo pub. Por ello, bares y cafés de toda la ciudad ofrecen esta semana la versión más mediterránea y más tradicional de ese “tomar algo”, con ofertas y tragos especiales.

El copetín procede de la expresión genovesa cuppetin y es similar a lo que en España llamaríamos “tomar un vermú” o, simplemente, nuestra clásica bebida y tapa en cualquier bar. Para la tradición porteña, unas “papas fritas”, un maní (cacahuetes) o cualquier otro snack son el complemento imprescindible que acompaña el licor amargo, un vino o incluso una cerveza, ya sea en soledad o sentados en medio de una buena conversación en la mesa de un bar. La Semana del Copetín Porteño se convierte así en una buena excusa para que todos los españoles en Buenos Aires se sientan un poquito más cerca de casa.

Foto: Facebook de Semana del Copetín Porteño.