El bandoneón no suena en ningún sitio como en las plazas y los bares de Buenos Aires. Parece un tópico decir que la capital de argentina es la ciudad del tango pero pocas cosas parecen adaptarse tanto al ritmo caótico de esta ciudad como el ritmo del “2×4”, los cruces vertiginosos de piernas y el sonido lastimero de este género de música y danza nacido en el Río de la Plata. Y por ello, precisamente, Buenos Aires es el lugar en el que cada año se dan cita las mejores parejas de baile, los mejores intérpretes y los mayores aficionados: como cada agosto ha llegado a la capital argentina una nueva edición del Mundial de Tango.

El «Tango Buenos Aires Festival y Mundial» dio comienzo oficialmente el pasado día 18 pero ha sido esta semana cuando la emoción ha vuelto a las pistas gracias al comienzo de las rondas clasificatorias de las categorías de pista y de escenario. Desde el lunes, los mejores bailarines de tango de todo el mundo buscan un puesto en las finales que se celebrarán los próximos 30 y 31 de agosto en el estadio Luna Park. Ganar en Buenos Aires es ganar en la cumbre del tango pero por la corona no solo pelean argentinos sino también parejas llegadas desde Uruguay, Bolivia…

Además de las competiciones, el Mundial lleva el tango a 42 sedes distribuidas por toda la ciudad, desde el tanguero barrio de la Boca hasta el emblemático Teatro Colón, que no echará de menos la ópera. Exhibiciones, conciertos y clases, entre otras propuestas culturales, se suman al programa para que todos los públicos se acerquen al tango.

Esta edición busca también apoyarse en el cruce de generaciones y en las nuevas propuestas electrónicas y los aportes de orquestas de lugares tan remotos como Rusia o Taiwán. No por ello se olvida de sus raíces y reserva un lugar especial para rendir homenaje a uno de los grandes maestros del tango, Horacio Salgán, en el año en el que se cumple el centenario de su nacimiento.

Foto: organización del Tango Buenos Aires Festival y Mundial.