Ciudadanía

Remscheid (Alemania)

ARTÍCULO DE PRENSA – Dificultades de emigrantes españoles en Alemania

28/06/2013

Estimadas amigas, estimados amigos:

La Coordinadora Federal del Movimiento Asociativo en la RFA les transmite el enlace a un artículo de prensa, aparecido el pasado 24 de junio de 2013 en el periódico mexicano “El Universal”, referentes a las dificultades con las que se encuentran los nuevos emigrantes españoles que se han trasladado recientemente a Alemania:

http://www.eluniversal.com.mx/internacional/83119.html

Un cordial saludo

José Ramón Álvarez Orzáez
– Director de Proyectos –
Coordinadora Federal del Movimiento Asociativo en la RFA
Hindenburgstr. 1
D-42853 Remscheid
Tel.: +49 (0) 21 91 / 42 15 31
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Alemania, refugio hostil para migrantes españoles

Hace 50 años, miles que huían de la dictadura de Franco, el desempleo y la pobreza, llegaron a tierras germanas, donde fueron bien acogidos. Hoy, la situación es muy diferente. Quienes deciden dejar su país se enfrentan a un escenario donde la discriminación, los malos tratos y peores empleos son la norma

Lunes 24 de junio de 2013 Ana Anabitarte Corresponsal | El Universal

MADRID.— La crisis económica que azota España, donde ya hay seis millones de desempleados, ha obligado a muchos jóvenes españoles, unos 400 mil en los últimos cinco años, a tomar la decisión de emigrar. Alemania ha sido uno de los destinos elegidos.

Según la Oficina Federal de Estadística, en 2012 casi 30 mil españoles arribaron a dicho país (45% más que el año anterior), repitiendo el fenómeno que hubo en los años 60. En aquella época la mayoría eran obreros no cualificados, España vivía bajo la dictadura de Francisco Franco, en el país había un alto desempleo y una enorme pobreza. En Alemania, con escasez de mano de obra para una industria pujante, muchas fábricas ofrecían salarios tres veces superiores a los de España. Por eso, miles de hombres y mujeres, sin preparación académica, sin hablar alemán y la mayoría de las veces dejando a la familia atrás, viajaban con sus maletas de cartón en busca de un futuro mejor.

Hoy, 50 años después, lo vuelven a hacer, aunque esta vez la mayoría de los emigrados son jóvenes licenciados que, al ser ciudadanos de la Unión Europea, pueden viajar con la familia. En lugar de maletas de cartón llevan modernas computadoras y iPhones.

Sin embargo, mientras en la década de los 60 la mayoría de los migrantes pudieron progresar económicamente, ahora de cada tres jóvenes que se van dos se regresan y sólo uno consigue establecerse, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Carmen Couto, presidenta de la Coordinadora Federal del Movimiento Asociativo en la RFA, un organismo que se encarga de ayudar a los emigrantes españoles, explica a EL UNIVERSAL que “hay mucha desinformación entre los españoles que llegan. Se creen que Alemania es ‘El Dorado’, y ya no lo es. Hay desempleo; en ciudades como Berlín alcanza 20%, y cada vez más pobreza”.

“Así que en lugar de hallar un futuro mejor, muchas veces los licenciados españoles acaban con trabajos precarios, con sueldos muy bajos, a veces trabajando sin contrato e incluso teniendo que regresar a España después de haberse visto obligados a recurrir a comedores de Cáritas, tras haberse gastado los ahorros y con el sentimiento de haber fracasado”, añade.

Épocas diferentes

Couto emigró a Alemania en 1963, cuando tenía 21 años y cuando Alemania “hacía poco que había salido de la Segunda Guerra Mundial, así que muchas ciudades todavía estaban derruidas”. Le ofrecieron un contrato de trabajo de un año para trabajar en una fábrica de chocolate y con un grupo de españolas se marchó. El contrato se fue prorrogando y sigue viviendo allí.

“A nosotras nos acogieron con los brazos abiertos, éramos algo exótico, mujeres españolas que viajábamos solas. Pero ahora los emigrantes ya no son tan bien acogidos”, asegura. Otra diferencia que subraya es que antes “el idioma no era un problema como ahora. Nos daban trabajo aunque no lo habláramos. Ahora si no hablas alemán tienes pocas posibilidades de encontrar un empleo”.

Elisabeth Martínez, una alicantina de 30 años, es una de las españoles que decidió irse a Alemania. Viajó con su novio Javier Fernández López hace unos meses. Con dos profesiones: auxiliar administrativa y cocinera, después de trabajar varios años en una fábrica de zapatos en España, “sin contrato y con un sueldo mísero”, y harta de no encontrar empleo en ninguna de sus dos profesiones, convenció a su novio y decidieron emigrar. “Por internet encontré un trabajo de cocinera en un restaurante español, así que llenos de esperanza mi novio y yo agarramos el coche, cogimos nuestros ahorros, nos hicimos 2 mil kilómetros y llegamos aquí”, relata a EL UNIVERSAL.

Sin embargo, el trabajo no era el prometido. “Nada más bajarme del coche me tuve que poner a trabajar y mi primera sorpresa fue que mi jefe no me había explicado que además de cocinera tenía que ser ayudante de cocina, lavadora de platos, mozo de almacén, decoradora y camarera, y todo por mil euros al mes, netos. Así nueve horas al día, seis días a la semana”, añade.

“Como verdaderos nazis”

“Como no tenía nada mejor aguanté”, relata. Su novio, psicólogo de profesión, cinco meses después de llegar a Alemania por fin encontró empleo en un restaurante español de camarero “sin contrato y donde ha sufrido el racismo de muchos clientes, quienes se han comportado con él como verdaderos nazis”, recuerda. “Le llegaron a decir que los españoles son unos muertos de hambre”, dice. Ahora están un poco mejor que al principio, aunque su situación llegó a ser tan precaria que tuvieron que recurrir a Cáritas.

Becado

También Avelino Ecija, un joven de 26 años Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, decidió cambiar España por Alemania, aunque él tuvo más suerte.

Hace tres años recibió una beca Erasmus para vivir en Alemania y, cuando se le acabó, viendo el poco futuro profesional que tenía en España, decidió quedarse. Logró otra beca haciendo prácticas durante 6 meses entrenando niños en un equipo de futbol, pero como no le llegaba el dinero se tuvo que poner a trabajar de mesero en un restaurante español. Avelino se siente un privilegiado porque además de trabajar como entrenador pudo encontrar otro trabajo con el que poder sobrevivir. “Aunque considero que no es el adecuado para mi perfil profesional”, dice.

El joven reconoce que pudo encontrar trabajo entre otras cosas porque sabe alemán. “Durante mi año de estudiante no me tomé muy en serio el hecho del idioma y pensaba que con el inglés era suficiente. Volví a la realidad 5 minutos después de pisar el país de nuevo, cuando me subí a un taxi y no pude entenderme con el conductor”, recuerda. “Ahora sí lo hablo bien, aunque hay un dicho que dice: ‘Das Leben ist zu kurz um Deutsch zu lernen’ Es decir, ‘La vida no es lo suficientemente larga para aprender alemán’”.

Pese a ello, se siente un privilegiado aunque hubo momentos en que lo pasó mal debido a su situación económica. “Pedí ayuda del Estado alemán pero me la denegaron debido a la gran demanda de inmigrantes que han llegado en los últimos años del sur de Europa. Y tampoco recibí clases de alemán gratis, tuve que pagar unos cursos intensivos”.

Como Elisabeth, Avelino reconoce que los alemanes son ahora más racistas con los españoles. “Hace tres años al decir que eras español te miraban con simpatía, ahora te miran con pena y a veces despectivamente, como si fueras un vagabundo que viene a este país a mendigar por las calles”.

Demostrar ser el mejor

También Antonio Espinosa reconoce haber sufrido racismo, pese a que vive en Alemania desde que tenía 12 años. Hoy tiene 56. “Todavía, por el hecho de ser español de nacimiento, tengo que demostrar que soy mejor que los demás”.

Antonio nació en Granada (sur de España) pero sus padres se exiliaron en Remscheid (Alemania) en los años 60. “Mi padre era camionero y trabajaba de autónomo, pero se compró un camión y como con lo que ganaba no podía pagar las letras y mantenernos a mi madre y a mí, decidió emigrar a Alemania. Allí ganaba mucho más que en España”.

Antonio recuerda que no le costó adaptarse porque cuando llegó en su pueblo ya había 8 mil españoles, ni tampoco aprender alemán porque era un niño. Y que su padre logró labrarse un futuro en la Alemania de entonces, “que no es la de ahora, en la que hay mucho más desempleo y muchos inmigrantes que llegan muy bien preparados”. “Sin embargo, ahora los jóvenes tienen algo a su favor y es la existencia de organizaciones que antes no había, y por supuesto la facilidad de las comunicaciones y el internet”, asegura.

José Ramón Álvarez, director de proyectos de la Coordinadora Federal del Movimiento Asociativo, da cifras sobre la avalancha de españoles. “En 2011 atendimos 284 consultas y en 2012 un total de 615. Pero este año vamos a llegar a las mil 200. El triple”, relata. De los españoles, dice que “99% viene sin saber alemán, así que cuando llegan les ofrecen los peores trabajos y muy mal pagados”.

Añade que “las empresas de trabajo temporal, que son casi las únicas que los contratan, los explotan, se aprovechan de ellos y se quedan con casi la mitad de su sueldo”, dice. Cuenta el caso de un chico que empezó a trabajar en una fábrica de alimentos con una empresa de trabajo temporal cobrando 800 euros al mes y cuando la empresa lo contrató directamente le pagó mil 400. “La empresa de trabajo temporal se quedaba 600 euros cada mes”, explica.

El joven enumera otros de los problemas con los que se topan estos jóvenes. “En los organismos públicos alemanes los empleados no hablan inglés, tampoco en las oficinas de empleo, ni la gente en la calle excepto en algunas ciudades. Y si eres extranjero no suelen alquilarte departamentos y mucho menos si no tienes trabajo”, explica. De manera que para cualquier cosa necesitas ayuda de alguien que hable alemán. Tampoco las ofertas de las oficinas de empleo del gobierno alemán están traducidas al español, ni siquiera al inglés”, apunta.

“La canciller alemana Angela Merkel siempre dice que el joven español está bien visto y habla de la necesidad que hay en Alemania de ingenieros españoles, pero luego su gobierno no hace nada para ayudar a los españoles que vienen aquí. Y el consulado español tampoco porque no se da abasto”, añade.

Álvarez explica que hace diez años, la organización se encargaba de asesorar a los españoles residentes en Alemania, los llamados emigrantes de primera generación, los que querían regresar a España debido a la buena situación económica que había en este país.

Ahora es al revés y 85% de los casos que atienden corresponden a españoles que llegan a Alemania; en contraste, sólo 15% son pensionistas que quieren volver a España.

“Ahora estamos desbordados. Muchos vienen desesperados después de estar años en España sin trabajo. Pero en Alemania no hay trabajo para ellos, así que acaban volviéndose. Por eso yo les recomiendo a todos que antes de viajar se informen de las ofertas de trabajo que hay y de los lugares en donde están. Y sobre todo, que primero aprendan alemán y luego vengan”, concluye.

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